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Una olla a presión radiactiva

LUIS LÓPEZ
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Detrás de un montón de tecnología y términos científicos, el funcionamiento de una central nuclear es relativamente sencillo. El corazón es la vasija donde el uranio, mediante la fisión nuclear (un núcleo pesado se divide en dos núcleos más pequeños), produce calor. Ese calor se utiliza para calentar el agua que rodea al reactor, que se convierte en vapor, y ese vapor es conducido por unas tuberías hasta llegar a una turbina, que a su vez mueve un generador. Ahí se produce la electricidad.

La cuestión es mantener todo el proceso bajo control, impedir que la reacción en cadena de la fisión se desmadre. Esto se consigue mediante las barras de control, que se mueven dentro y fuera del núcleo del reactor y cuya función es absorber y capturar neutrones.

Además, hay que mantener el reactor refrigerado con el continuo tránsito de agua fría. Y es aquí, según explican los expertos, donde llegó el problema en las centrales japonesas. El terremoto cortó el suministro eléctrico, y el posterior tsunami también arruinó los motores diesel de emergencia que generaban electricidad para mantener el sistema de refrigeración. El efecto fue un recalentamiento del reactor, que hizo aumentar la presión. Como en una olla de cocina.

Agua contaminada y fusión

Para evitar que todo saltase por los aires fue necesario liberar vapor radiactivo. El reactor está dentro de un edificio de contención, y este, a su vez, en el interior de otro. Como muñecas rusas. En un primer momento, se liberó vapor en el interior del edificio de contención, pero aquí también aumentó la presión hasta niveles alarmantes y acabó expulsándose vapor radiactivo al exterior. Luego, una explosión de hidrógeno destrozó el edificio.

Ahora se está tratando de refrigerar el reactor mediante agua de mar. Sin embargo, surgen dudas, por ejemplo, sobre el destino de ese agua radiactiva que ya no está en un circuito cerrado. Además, las autoridades niponas dicen ignorar si ya ha habido fusión, un escenario peligroso porque el calor generado por este proceso es muy superior al que produce la fisión.