Se busca a dos golfos
Actualizado:El listado de empresas en las que ya se han detectado ERE falsos en toda Andalucía salió por fin a la luz. Lo hizo el viernes. De momento, 59 ‘colados’ –aún saldrán más, seguro– que han pasado por prejubilados de distintas empresas sin haber trabajado allí en su vida. Compañías de Sevilla, de Córdoba, de Granada... y de Cádiz. ¿Cuál? Delphi. O su industria auxiliar. Era evidente. Para los listillos, para los vivos que manejaron toda la crisis del cerrojazo de los americanos que convulsionó la bahía en 2007, era un caramelo demasiado dulce para dejarlo pasar.
Mientras cientos de trabajadores clamaban contra el cierre de la factoría, mientras cientos de familias temblaban –algunas lo siguen haciendo– ante el futuro que se les avecinaba, alguien en algún despacho decidió elevar a su máxima expresión aquello de convertir una crisis en una oportunidad.
Y lo hizo. Lo hizo colando como supuestos prejubilados a dos primos. O hermanos. O amigos. O esposa. O marido. Total, son cientos de prejubilados, dos más no se van a notar, debió pensar. Y desde entonces, hay dos pájaros por aquí cerca (golfos los llama el exconsejero Antonio Fernández, quien asegura tranquilamente no saber nada del asunto), que viven tan ricamente con una paguita que no les corresponde. Que bajan a por el pan, echan gasolina y van al fútbol, o al Falla, con un dinero que no es suyo.
La pregunta del millón es: ¿quienes son los dos ‘agraciados’? En teoría esa información solo la barajan aquellos que están llevando a cabo la investigación o quienes se hayan personado en la causa. Pero esos nombres saldrán a la luz, probablemente dentro de muy pocos días. Y ya verán como están relacionados, de un modo más o menos directo, con alguien que en algún momento tuvo la oportunidad de hacer trampa. Y que no la desaprovechó.
Más fraudes
A estas alturas no nos vamos a sorprender. En España ha quedado demostrado que quien tiene la oportunidad de meter la mano, no duda en hacerlo. Lo malo no es eso. Para eso están las autoridades competentes –judiciales y policiales–, que no parece que estén haciendo de momento un mal trabajo. El verdadero problema es la imagen que transmitimos. Y no ya por el tema de los ERE. Que también.
Hay otro asunto que no tiene nada que ver con las falsas prejubilaciones, pero que también está afectando muy negativamente a la imagen de Andalucía, sobre todo de cara a Europa.
Qué pensará un eurodiputado alemán, o sueco, o belga, al enterarse de que miles de trabajadores de Andalucía fueron despedidos justo después de que sus jefes cobraran la subvención por contratarles.
Pues pensará que la próxima vez que haya que negociar un paquete de ayudas para España, del tipo que sean, habrán de ser más cautos. Ya no solo nos colgarán la etiqueta de un país, de una comunidad andaluza, que vive de las subvenciones. Ahora encima nos añadirán la de estafadores, gente de poco fiar.
Y lo peor es que nos lo estamos ganando a pulso.