DIVULGAR EL DOCE CONTRARRELOJ
Actualizado:La semana que comienza será un 'continuum' de actos relacionados con La Pepa hasta llegar al sábado, día 19, cuando se formaliza la cuenta atrás de un año para que se celebre el 200 aniversario de la proclamación de la Constitución de Cádiz, el momento, algo así como proteico, en el que hemos puesto nuestras esperanzas de futuro.
A un año vista, la gran pregunta es cuánto queda por hacer y cómo llegaremos a la fecha señalada. Entre el optimismo oficial y el pesimismo genético en que vivimos, parece seguro que quedarán cosas por terminar a tiempo, aunque muchas de ellas no se habrían acometido si no fuera por el Bicentenario. Pero ya puestos, ¿hemos de conformarnos con que el puente, el ave, el parador, la fábrica de tabacos estén más tarde de la cuenta? ¿hemos de aceptar ahora mismo el argumento de que «no va a venir tanta gente»? Y aún más: ¿estamos abordando el aspecto turístico con la intensidad debida?
Ahí reside, a mi juicio, una de las claves en las que insistir ahora mismo, con apenas doce meses por delante: el plan de turismo de la Junta aún no se ha firmado, pero por sí solo no será muy eficaz mientras el Doce no dé un gran salto adelante y se publicite fuera de Cádiz. El actual programa parece limitarse a celebrar actos de Puertatierra para adentro. Es preciso abordar un 'timing' de presencia pública y mediática a nivel nacional, al menos, pero también europeo y latinoamericano. Si a mucha gente de Cádiz ni le suena La Pepa, ¿cómo podemos esperar que lo sepan más allá de río Arillo?
Para conseguir estos impactos es de utilidad un buen programa cultural que, hoy por hoy, parece aún deshilvanado. Hay que conseguir que se hable del Doce y por tanto de Cádiz, dotar de significado, de sentido, a una fecha histórica que, aunque nos pueda parecer lo contrario ya a estas alturas de saturación local, resulta espesa y distante para el común de los mortales. Salvo el debate (en Cádiz) entre Susan George y Sami Naïr no se atisban propuestas de reflexión serias y novedosas sobre las ideas-fuerza de la conmemoración: las libertades, la democracia, la soberanía popular, sobre la modernidad y el cambio de los tiempos, ahora tan convulsos y tan apasionantes. Por contra, hay demasiados disfraces, desfiles, cuerpos de voluntarios de pega, que pueden ser un relleno lúdico, pero no lo sustancial.
En cuanto a la Fundación Cádiz Libertad, que el Consorcio acaba de presentar asociada a la Universidad, a la que tocará mantener el legado del Doce, corre el peligro de diluirse en una institución que, no nos engañemos, resulta dispersa, endogámica, anclada en situaciones consolidadas, o sea poco moderna, ágil, permeable. A favor tiene que la Universidad da entidad a un proyecto que tendrá escasas agarraderas cuando se disuelva el Consorcio. El respaldo del Gobierno central debe garantizarse. Tendremos, eso sí, el oratorio restaurado, un pequeño y tecnologizado museo al lado, un montón de literatura generada en torno a 1812. Queda un año. Nada más.