'OVEJITAS NEGRAS'

En todos los vestuarios de los equipos han existido, existen y existirán 'ovejitas negras'. Tampoco se libra el Barça, ese club tan aclamado en los últimos tiempos, de sufrirlas en la mejor época de su historia.

Ahora que está tan moda criticar la prepotencia de Cristiano o las salidas de tono de Mourinho, no vendría mal dar un paseo por Can Barça para comprobar el carácter esperpéntico de algunos de los protagonistas azulgranas. Ya dijo en su momento Edmilson que había varios seres de este calibre por el Camp Nou y parece que esa lacra no se ha extinguido (a pesar de las innumerables victorias), y no por las virtudes futbolísticas de los jugadores en cuestión, que son innegables en estos casos, pero sí por la 'peculiar' forma de ser de los mismos.

Evidentemente, no me refiero a señores como Puyol o Iniesta, claros ejemplos de deportividad sobre un rectángulo de juego. De ellos podrían aprender sus compañeros Piqué o Dani Alves. El primero por sus constantes 'mofas', las mismas que un día no tan lejano se volverán en su contra y le situarán en el punto de mira de todos.

El segundo merece un capítulo algo más extenso. Llegó a Sevilla siendo un auténtico desconocido, pero poco tiempo fue necesario para que se ganara la fama. Sus interminables arrancadas, su gran golpeo de balón y su continuo sacrificio fueron muy pronto reconocidos. Pero, por desgracia, su popularidad ha ido más allá de su calidad futbolística. Sin ir más lejos, también es de sobra conocido por su detestable actitud sobre el césped (podría ganar de calle un premio al 'piscinero' de la Liga) y fuera de él (sus meteduras de pata son típicas). Esto último lo aprendió de su anterior presidente. Prueba de ello son las últimas declaraciones de Del Nido: «En mi mandato hemos ganado algunos títulos, sólo el doble que el Madrid». El mandamás nervionense hace bien en compararse con equipos como el Madrid, sobre todo cuando su club aún no sabe si jugará la Liga Europa el próximo curso.