Buen augurio en Marruecos
Actualizado:El contexto político-social y el calendario permiten suponer que la gran reforma anunciada el miércoles por el rey Mohamed VI puede abrir el camino a un proceso democratizador que conjure los peligros de una explosión social. El mensaje del soberano está siendo juzgado como el advenimiento de una monarquía renovada y parlamentaria. El primer ministro gobernará autónomamente tras obtener la confianza de la cámara y formará el Gobierno según el resultado electoral, no según los gustos de Palacio, quedarán garantizados la independencia del poder judicial, la transparencia electoral y la protección de los derechos humanos. Todo este gran programa será aprobado en su día en referéndum y por tanto es una gran reforma constitucional. La marea de descontento político y social en el mundo árabe, el relevo generacional y el vigor del impulso democratizador exigen una reforma impostergable. Para normalizar la situación el rey deberá, además de cumplir con lo prometido, hacer otros gestos, como los relacionados con su patrimonio. Pero el discurso es un buen augurio y abre la esperanza a un cambio democratizador.