«Pensé que la palmaba. Pensé que era el final»
Los españoles residentes en la zona afectada por el teremoto narran su experiencia en primera persona
MADRIDActualizado:No son muchos los españoles residentes en Japón, solo unos 1.600, y menos todavía los que viven en la zona noreste del país, la afectada por el terremoto. Pero, como ante cualquier catástrofe, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha activado la "maquinaria" diplomática idónea y en estos momentos se encuentra telefoneando a los nacionales residentes en la provincia de Miyagi. Por el momento, no se tiene constancia de que haya ningún español muerto en la tragedia, si bien en Exteriores son cautelosos y emplazan a dentro de unas horas para tener un balance riguroso.
"Parecía que la cama iba a salir volando"
Despertamos con nuestra llamada al bebé de la madrileña Lara Reyero, en Yokohama, al sur de la ciudad de Tokio. El niño lleva inquieto varias horas, desde que al filo de las 15.15 horas local han sentido terriblemente los efectos de hasta cuatro réplicas, "la segunda de ellas igual de fuerte que el propio seísmo". Lara lleva tres años casada con un joven japonés y en todo este tiempo "no había visto algo igual". "Parecía que la cama iba a salir volando. Hoy me ha dado mucho miedo", confiesa, al tiempo que describe cómo ha quedado su habitación cubierta de libros de las estanterías y otros enseres.
Se le adivina inquieta a miles de kilómetros de distancia. "El móvil funciona solo a cachos y todavía no he podido dar con mi marido. Hasta que no llegue a casa no estaré tranquila del todo", reconoce, aunque por la otra parte, la española, ya ha conseguido calmar a su familia en Madrid.
"Salí a la calle y seguía temblando todo"
El jesuita español Manuel Silgo llevaba 48 años en el país asiático. Reside en la capital y hoy afirma que el movimiento de la tierra le ha pillado "frente a la pantalla del ordenador". "Todo vibraba, los cristales, el suelo, el techo...", comenta este extremeño desde la casa donde convive con otra treintena de religiosos. "El edificio aguantó bien, es fuerte. No ha habido heridos ni en la casa ni en los alrededores. Estamos todos bien. Al principio un poco nerviosos, pero ahora ya más tranquilos", ha afirmado, si bien en medio de su estado de shock también comenta que salió a la calle y se asustó al comprobar que "seguía temblando todo" durante un rato que se hizo eterno.
"Hoy he salido de casa con la libreta del banco"
Hiro, comercial de profesión y 37 años de edad, dice estar acostumbrado a los terremotos, pero asegura que el de hoy ha sido "el más grande" de su vida. "Nunca sentí peligro con ellos, pero hoy he salido de casa con la libreta del banco por lo que pudiera pasar", concluye.
Héctor García es un español que reside en el arhipiélago japonés, concretamente en la capital, Tokio. "Por primera vez en mi vida, por un instante pensé que la palmaba, pensé que era el final. Que la palmábamos todos en Tokio", comenta. En su blog, García cuenta que los víveres en los supermercados ya se han agotado: "Solo queda agua y salsas", cuenta también en su cuenta de Twitter.
"No se puede contar con palabras"
Fernán está en Tokio. Desde allí señala que lo que han vivido hoy en Tokio "no se puede contar con palabras". Él cuenta en su bitácora digital que "incluso los japoneses, que quizá sean los más acostumbrados del mundo a los terremotos, han sido los primeros en ponerse pálidos (y alguno incluso llorar) y salir corriendo de sus puestos de trabajo, con las implicaciones morales y sociales que eso puede llegar a tener para un japonés... La mayoría nunca había vivido un terremoto tan fuerte". Fernán ilustra su blog con imágenes del interior de la Embajada española en Tokio, en el piso tercero de un rascacielos con 50 plantas.