Un enviado especial de la ONU gestionará con Gadafi la entrada de ayuda humanitaria
NUEVA YORK.Actualizado:El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, cumplió ayer su promesa de nombrar un enviado especial para Libia que gestione con Muamar Gadafi la asistencia humanitaria. El elegido es el exministro de Exteriores jordano Abdul Ilah Khatib, que hoy mismo llegará a Nueva York para reunirse con el secretario general de la ONU antes de encaminarse a Libia.
El nombramiento llegaba poco después de que Ban hablase telefónicamente el domingo con el titular de Exteriores libio, Musa Kousa, a quien expresó su preocupación por la masacre que llevan a cabo las fuerzas leales a Gadafi. Musa Kousa negó las acusaciones y aceptó la entrada de un equipo de evaluación de Naciones Unidos que, según el portavoz de Ban Ki-Moon, Martin Nesirky, «se encuentra ya en la frontera con Túnez y será despachado inmediatamente».
Hasta esa zona llegó el fin de semana la subsecretaria de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, donde recibió informes sin verificar de matanzas al oeste del país. En Ginebra, Amos pidió ayer a la comunidad internacional 160 millones de dólares (más de 114 millones de euros) para afrontar las necesidades de las 400.000 personas que estima huirán de Libia. Casi la mitad lo han hecho ya principalmente a través de la frontera con Túnez, donde sólo quedaban ayer unas 15.000 personas en espera de poder regresar a sus países de origen.
Obama se resiste a intervenir
A la ayuda de la ONU se le sumó ayer la de EE UU, al autorizar el presidente Barack Obama el desembolso de casi 11 millones del Fondo de Asistencia a Refugiados para atender la crisis resultante de la violencia en Libia. La Casa Blanca, sin embargo, se resiste al clamor cada vez más intenso del Congreso que pide una intervención militar para establecer una zona de exclusión aérea en el país magrebí.
Los expertos dan la razón a los rebeldes al determinar que no tienen capacidad para enfrentarse a la fuerza militar de Gadafi si se le permite que use fuerza aérea, pero ante el rechazo de la Liga Árabe y de la Unión Africana a apoyar semejante operación, cualquier intervención de la OTAN, donde tampoco hay consenso, sería vista como una agresión colonialista. Por eso a Obama no le quedaba ayer más que reiterar las amenazas a los colaboradores del dictador que ya lanzó la semana pasada: «Es elección suya cómo operen -advirtió- y se les pasará cuentas por cualquier violencia que siga ocurriendo».