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Los jugadores del Madrid celebran el gol de Adebayor. :: AFP
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El Madrid lo borda sin Cristiano y luego sestea

Benzema, autor de dos goles, crece con Adebayor y más centrocampistas de creación Tras el mejor primer tiempo de la temporada, los blancos se fueron del partido y permitieron soñar al Racing

IGNACIO TYLKO
MADRID.Actualizado:

El fútbol es tan grande porque muchas veces no hay quien lo entienda. Se asegura que un entrenador necesita tiempo para hacer un equipo, forjar un sistema fiable y lograr que sus jugadores automaticen sus enseñanzas, y resulta que durante el primer tiempo, ya que luego sesteó y permitió crecer al Racing, el Real Madrid de Mourinho jugó su mejor fútbol el primer día en el que el técnico portugués tuvo que improvisar. ¡Manda narices! Sin Cristiano y sin un perro de presa al lado de Xabi Alonso, da igual que se llame Khedira o Lass, los blancos combinaron tan bien en el período inicial que por momentos recordaron al Barça.

Hasta que dio por resuelta la cita y se dedicó a administrar esfuerzos, funcionó el Madrid como un gran colectivo. Tuvo el balón como nunca, tocó con inteligencia, presionó mejor la salida del rival y todos se mostraron muy solidarios. Por la forma de celebrar los goles, parecía que se habían conjurado para demostrar que no hay 'Cristianodependencia'. El portugués es letal, eso no hay quien lo discuta, pero es un tipo de futbolista que dificulta el juego en equipo. Sin él hubo más toque y menos arrancadas con balón. Corrió más el cuero que los futbolistas.

El fútbol es muy simple y lo complican los entrenadores con la moderna obsesión por el «equilibrio». Cuando se asocian los buenos peloteros, el juego fluye. Sin su estrella y sin su 'medio estorbo', el Madrid se plantó con un dibujo muy lógico, sobre todo si enfrente hay un rival menor. Sí, porque el Racing ha mejorado mucho con Marcelino García Toral, invicto cuatro partidos, pero sería milagroso que en condiciones normales pudiera disputarle un partido a los merengues. Cuestión de presupuesto.

Özil es un lujo

Como único medio, de '5' puro, el donostiarra se sobró para sacar el balón y barrer lo poco que le estorbaba cuando los montañeses se acercaron. Como Özil es un jugador superlativo, brilla donde le pongan, aunque sea escorado a la banda.

Pero hubo más conclusiones que extraer en El Sardinero. Una de ellas, fundamental: Benzema es mejor con Adebayor cerca. Quizá porque se siente menos responsabilizado, quizá porque el togolés le genera espacios y seguro que porque los defensas se ven mucho más intimidados. Estuvo magnífico el francés. Se movió, tocó, dribló, disparó y acertó. Fue una amenaza constante. Solo en el primer tiempo había tirado más a puerta que en cualquiera de sus partidos de Liga anteriores.

Como les ocurre a muchos rivales ante el Barça, parecía que no querían disputas. Tras una pérdida absurda de los locales y un gran pase de Alonso, Benzema se internó y lanzó a la madera. El gol estaba al caer y llegó tras una combinación primorosa en la que intervinieron Alonso, Özil, Benzema y Adebayor, que la empujó a placer. Antes de la media hora, el de Lyon definió en otra acción preciosa. Firmó antes del descanso una finta soberbia pero tiró en semifallo y paró Toño. Hasta el indio Ali Syed estaba alucinado con el Madrid.

La segunda mitad fue otra historia. El Racing pudo soñar con una gesta pero Pinillos le despertó al lanzar un penalti de forma lastimosa. Resbaló y le pegó fatal. De seis penas máximas este curso, los santanderinos han errado cinco. Insistieron y obtuvieron premio con el buen gol de Kennedy. Una diana con efecto despertador, ya que poco después Di María organizó un contragolpe y Benzema lo resolvió. Faltaba que Canales disfrutara de algunos minutos, que Mourinho diese la nota al acabar con Albiol de centrocampista, que Adebayor errase un penalti lanzado casi tan mal como el de Pinillos y que el chaval Alex viviera minutos de gloria como madridista.