Editorial

Pulso definitivo

Las elecciones de mayo podrían significar el anuncio de la alternancia en la Moncloa

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La reunión del Comité Federal del PSOE y la convención que ha reunido al PP en Mallorca han dado inicio este fin de semana a la larga recta que desembocará en el escrutinio del 22 de mayo como preludio de las próximas generales. El interés mostrado por Rajoy para situar la elección de los parlamentos regionales y de los ayuntamientos en clave nacional responde tanto a la certeza de que son las expectativas de un cambio al frente del Gobierno de España las que mejor pueden activar el voto popular en todas las comunidades y municipios como a su decisión de mantener viva la inquietud de amplios sectores de la opinión pública respecto a las ineficiencias que podría acarrear la descentralización autonómica. Lo que, junto a la proclama ideológica de «menos imposiciones y más libertad», permite a Mariano Rajoy obtener ventaja frente a la comprometida situación en la que se encuentra el gobierno de Rodríguez Zapatero -incluida la carencia de una política energética- sin exponer su alternativa desgranando propuestas concretas. En su brevísima intervención ante el comité Federal socialista el presidente quiso recordar, con el propósito de despertar un mínimo de ilusión en el partido, que ninguna de las 31 elecciones celebradas en España desde el restablecimiento de la democracia fue fácil para el PSOE. Aunque sin duda es esta la ocasión en la que los pronósticos resultan más desfavorables para las aspiraciones de quienes creían posible la prolongación del ciclo de gobierno iniciado por Zapatero hace siete años. Los mensajes de sacrificio político y personal con los que el presidente acompaña las explicaciones sobre los pasos que va dando el Ejecutivo frente a las distintas variantes de la crisis no parecen despertar ni un especial orgullo de pertenencia entre las filas socialistas ni la conmiseración ciudadana. Llegados a este punto es probable que al PSOE le quede una única tabla de salvación: que el 22 de mayo desmienta las expectativas electorales más optimistas del PP, en cuanto a la conquista de determinados feudos socialistas, y ello vuelva a equilibrar el pulso que ambas formaciones mantienen de cara a las generales empezando por el respectivo ánimo militante.