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Zapatero y José Blanco, en la primera fila de la reunión del Comité Federal del PSOE celebrada ayer para aprobar las listas electorales. :: EFE
ESPAÑA

Zapatero silencia a los notables del PSOE con un Comité Federal exprés

El presidente del Gobierno solventa en una reunión de apenas 30 minutos la aprobación de las listas del 22 de mayo

PAULA DE LAS HERAS
MADRID.Actualizado:

Desmoralizados, molestos, inquietos, desconcertados. José Luis Rodríguez Zapatero no hizo ayer ningún esfuerzo por conocer, por boca de los principales dirigentes del PSOE, cómo se sienten en su partido. Y ellos tampoco se molestaron en contárselo. El cuartel general de los socialistas, en la madrileña calle Ferraz, acogió ayer una reunión del Comité Federal de las más breves que se recuerdan. En apenas media hora, la partida quedó resuelta, las listas electorales para las ciudades de más de 50.000 habitantes, parlamentos autonómicos y cabildos, ratificada, y los asistentes liberados para volver a casa o, cosa que hicieron muchos, tomar un café por los bares del entorno. Ni una palabra de la sucesión.

Era lo previsible porque durante la semana se había advertido desde la dirección del partido de que todo quedaría reducido a un mero trámite. Incluso se llegó a decir que ni siquiera habría intervención de Zapatero porque, al tratarse de una convocatoria extraordinaria, se omitiría el habitual informe de gestión. Finalmente, se optó por vestir un poco el asunto y ya el viernes se avisó de que el secretario general sí hablaría, pero con un matiz: que nadie espere noticia, se dijo. Así fue. Algunos de los notables socialistas, como Patxi López, Guillermo Fernández Vara, José Antonio Griñán o José Montilla, ni se molestaron en acudir a la cita.

Es una queja habitual entre destacados miembros del PSOE la poca utilidad real que, desde hace ya años, tienen este tipo de cónclaves. Rara vez alguien habla para algo que no sea cerrar filas en torno al líder y han sido muy pocas las ocasiones en las que se han podido escuchar críticas. «Zapatero nos pidió que fuéramos sus oídos y sus ojos en la calle, pero a la hora de la verdad nadie se ha atrevido a decirle cuándo se estaba produciendo una desconexión evidente con el electorado», admite un miembro de la ejecutiva socialista.

Solo uno de los encuentros más recientes, el celebrado el 23 de octubre tras la última remodelación del Gobierno, sirvió a varios presidentes autonómicos de desahogo. Se quejaron de lo poco que se les había tenido en cuenta a la hora de tomar decisiones estratégicas. Aquel día, el secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, aprovechó para reclamar a Zapatero que desvele ya la incógnita sobre su futuro y fueron muchos los que le miraron mal. Ahora son mayoría los que creen que el anuncio de la decisión urge. El castellano-manchego José María Barreda, el extremeño Fernández Vara e incluso el vasco Patxi López lo han dicho en público, pero ni siquiera ellos han dado el paso de plantear la cuestión donde de verdad correspondería, en los órganos del partido.

Cuestión de ganas

El culebrón sucesorio, y sobre todo su falta de resolución, han terminado por minar seriamente moral de la formación y a las dudas sobre el liderazgo se une el hecho de que no hay encuesta que hoy dé al PSOE una alegría. Con semejante caldo de cultivo, se entiende que Zapatero optara por un comité exprés. Ni diez minutos duró su discurso, pero fue contundente. A quienes temen recibir en sus carnes un aldabonazo dirigido al presidente del Gobierno les replicó que ninguna elección de las 31 celebradas hasta la fecha ha sido fácil y que todo es cuestión de actitud. «Sabemos ganar al PP y a las encuestas, y se gana -enfatizó- cuando se sale a ganar».

«Sabéis bien que para ganar hay que merecerlo, para ganar hay que pedir el voto a los ciudadanos, con nuestras convicciones y nuestras razones. Para ganar hay que saber asumir errores, escuchar y ser humildes. Para ganar -remató- hay que dar sentido a toda nuestra acción política». Tanta insistencia no hace sino poner de manifiesto hasta qué punto ha cundido en el PSOE un sentimiento de desolación; tanto entre la nueva como entre la vieja guardia, que ya se prepara en silencio por si tiene que salir al «rescate» de la histórica formación tras el 22 de mayo.

Zapatero trató de ofrecer argumentos para que los suyos defiendan las medidas impopulares del Gobierno, los recortes sociales y las reformas estructurales del mercado laboral, las cajas o las pensiones. Y llamó a poner luces largas. «La marca PSOE se define y se resume en tres palabras: modernización solidaridad y derechos», afirmó. «Son las credenciales de un proyecto de largo alcance, pilar del desarrollo democrático, constructor y garantía del Estado del Bienestar», dijo.