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Contrarios al dictador queman retratos suyos en Bengasi. :: REUTERS
MUNDO

Guerra sin cuartel por el control de los enclaves petroleros libios

Los rebeldes piden ayuda a la ONU contra los «mercenarios» del coronel, que amenaza con miles de muertos si actúan EE UU o la OTAN Fuerzas de Gadafi lanzan un ataque contra Brega que es rechazado

PAULA ROSAS
RABAT.Actualizado:

Las tropas leales a Muamar Gadafi lanzaron ayer un contraataque para intentar recuperar el control del este de Libia, especialmente de las zonas petroleras, claves para la economía del país y, muy probablemente, para decidir de qué lado acabará inclinándose la balanza de la incipiente guerra civil. Las fuerzas del régimen bombardearon desde el aire a los rebeldes en Brega, que han pedido a la ONU un ataque contra los «mercenarios» de Gadafi, conscientes de su cada vez más evidente desventaja militar.

La crisis libia empieza a arrojar cifras cada vez más preocupantes y aventuran una catástrofe humana. Si ya son más de 140.000 los refugiados que han abandonado el país, ayer se conoció que la represión de las tropas leales al régimen podría haber causado ya más de 6.000 muertos. Un portavoz de la Liga Libia de Derechos Humanos aseguró en París que al menos 3.000 personas habrían fallecido en Trípoli, otras 2.000 en Bengasi y un millar en diferentes puntos calientes del país. «Pero podrían ser más», declaró Ali Zeidan, citado por AFP.

Los opositores consiguieron ayer resistir el ataque contra Brega, a pesar de disponer de armamento por lo general rudimentario y, muchos de ellos, escasa o nula preparación militar. Según relataron testigos a la cadena Al-Jazeera, dos batallones apoyados por artillería, mercenarios y tres aviones asaltaron de madrugada la ciudad portuaria, donde murieron al menos cinco personas y otras diez fueron heridas. La localidad, situada a unos 200 kilómetros al oeste de Bengasi, alberga una de las terminales de petróleo más importantes y, desde hace al menos una semana, en la ciudad ondea la bandera Sanussi, la enseña de los opositores.

Al parecer, las tropas de Gadafi tomaron posiciones en el aeropuerto y la universidad, donde, según algunos testigos, se habrían hecho con varios rehenes para utilizarlos como escudos humanos. Los combates se prolongaron durante varias horas con ataques de artillería pesada y bombardeos aéreos, pero los rebeldes, apoyados por contingentes que se desplazaron desde Ajdabiya, consiguieron repeler la ofensiva, según portavoces de la oposición.

La situación era confusa y, aunque la victoria fue celebrada por los antigubernamentales y supuso una buena inyección de moral para los contrarios a Gadafi, también puso de manifiesto tanto la indefensión de los rebeldes ante los ataques aéreos como que el mandatario no está tan acabado como parecía hace tan solo unos días.

Representante legítimo

Los opositores siguen haciendo hincapié en que no desean una intervención extranjera, pero, tras lo sucedido ayer, no han descartado solicitar ayuda foránea. El Consejo Nacional, formado por las fuerzas de oposición en la ciudad de Bengasi, el bastión de los rebeldes, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que acuerde un ataque aéreo contra los «mercenarios», ya que las tropas opositoras no están en disposición de lanzar ataques, según dijo, citado por Efe, Abdelhafiz Hoga, portavoz insurgente. El Consejo, que quiere constituirse en gobierno provisional y que está presidido por el exministro de Justicia Mustafa Abdeljalil, busca ser reconocido como el único representante legítimo de Libia.

La distinción entre intervención y ataque aéreo también fue destacada ayer por la Liga Árabe, que mostró su «rechazo absoluto» a toda operación extranjera. A pesar de ello, su secretario general, Amro Musa, consideró la posibilidad de imponer una zona de exclusión aérea en coordinación con la Unión Africana si continúa la violencia, según recogió ayer Reuters. Sin embargo, es difícil concebir cómo se piensa imponer esta zona de exclusión aérea, que también sopesan EE UU y Reino Unido, sin llevar a cabo una intervención militar.

Gadafi, consciente de que sus días están contados si los rebeldes consiguen apoyo militar extranjero, amenazó ayer con «miles de muertos» si Estados Unidos o la OTAN entran en Libia, y retó a la ONU a que envíe una misión de investigación para corroborar su versión. En una perorata de más de tres horas ante cientos de seguidores y algunos embajadores extranjeros, el coronel volvió a absolverse de las muertes y la violencia, que achacó de nuevo a células de terroristas, en concreto de Al-Qaida en el Magreb Islámico, que operan «desde mezquitas y nidos de serpientes» y que habrían dado píldoras alucinógenas a los jóvenes rebeldes. El Guía de la Revolución rechazó las acusaciones de que posee cuentas millonarias en el extranjero ya que «mi sueldo es de 465 dinares (273 euros)» y criticó la decisión de países europeos de congelar los activos de Libia. «Son de la nación libia (.). Yo soy el activo de Libia, no el dólar americano», clamó ante el entusiasmo de sus seguidores.