Zona azul, un negocio sobre ruedas

La máquina lo dice bien claro. Quien no paga se arriesga a una multa, y cada día son docenas los chiclaneros y visitantes, incautos todos ellos, que se dejan los tres euros que cuesta la anulación de la sanción por exceso de tiempo o los treinta de la multa.

Los controladores que la empresa Dornier tiene vigilando el aparcamiento de pago de las principales calles del centro urbano de la localidad, tiene orden de no dejar pasar ni un minuto sin sancionar.

La zona azul es, ante todo, un negocio, y ni el enfado (en alguna ocasión reconocen haber pasado miedo por los malos modos de algún conductor cabreado), hace que la plantilla baje la guardia.

En Chiclana Dornier gestiona en estos momentos 137 tarjetas de residentes, es decir, otros tantos vehículos autorizados para aparcar sin tener que pagar.

Por lo demás, los datos que recoge la memoria de uso del aparcamiento regulado de pago en 2010 son bastante elocuentes. Según la empresa que gestiona el servicio, la rotación media es de 2,68 vehículos por cada plaza al día.

En la localidad exiten, de manera estimada, unas 700 plazas para el aparcamiento de turismos, que se incrementan en la zona de costa entre los meses de junio a septiembre en otras 200 plazas más. Por tanto, la utilización media anual supera los 1.800 coches al día.

De igual modo, la estancia media de los usuarios de la ORA es de 59 minutos, con un coste que supera los 70 céntimos de media para los conductores que la utilizan.

Se da la circunstancia de que Dornier no ha facilitado aún los datos económicos de ese último ejercicio, es decir, la cuantía ingresada durante los últimos doce meses. Este medio se puso en contacto en repetidas ocasiones con la empresa, con sede central en Jerez, y la respuesta siempre fue la misma. La aportación de esos datos debe contar con la autorización del Ayuntamiento de Chiclana, en tanto que la zona azul es un servicio municipal en concesión municipal, y el dato aún se está recabando.

Sin planes de ampliación

El aparcamiento regulado de pago tiene su origen en Chiclana hace años, pero no ha sido hasta la última década cuando se ha visto consolidado ante la proliferación de vehículos y los constantes problemas para aparcar.

Según explica el Consistorio, no está prevista la ampliación de este servicio a nuevas calles, «a no ser que algún colectivo vecinal o de comerciantes lo solicite».

Eso fue lo que ocurrió en una de las últimas calles de la ciudad en contar con la famosa línea celeste en sus bordillos, la calle Magallanes. En Chiclana se paga por aparcar en el viales como Iro o Jesús Nazareno, así como en toda la Avenida de los Descubrimientos.