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El exministro Kart-Theodor zu Guttenberg, en el Bundestag. :: AP
MUNDO

El ministro estrella de Merkel dimite acosado por haber plagiado su tesis

La renuncia de Guttenberg, llamado a ser el sucesor de la canciller, desata una nueva crisis política en el Gobierno alemán

ENRIQUE MÜLLER CORRESPONSAL
BERLÍN.Actualizado:

La breve y lenta agonía que ha acabado -de momento- con la vida política de Kart-Theodor zu Guttenberg, el famoso y popular ministro de Defensa alemán, duró dos semanas y se inició cuando un desconocido profesor dio a conocer, desde las páginas de un periódico de Munich, que el político de 39 años había cometido plagio al escribir su voluminosa tesis doctoral. Después de soportar insultos, burlas y una frenética campaña mediática en su contra, Guttenberg presentó ayer su dimisión como ministro y parlamentario, una medida que desató una nueva y peligrosa crisis política en el seno del Gobierno que dirige la canciller Angela Merkel.

En un encuentro con la prensa, convocado apresuradamente, el barón, que llegó a ser la figura estelar del Ejecutivo, anunció su renuncia en un desesperado intento para poner fin al escándalo que sacudió al Gobierno y que acabó con su imagen de estrella ascendente de la política germana.

La renuncia del ministro de cabellos engominados de 39 años, representa un severo golpe para su partido -la CSU de Baviera- y también para la canciller Merkel, quien intentó protegerlo hasta el último minuto, una decisión que causó indignación en el sector académico alemán y desató una furiosa ola de críticas entre los partidos de la oposición.

«Siempre estuve dispuesto a luchar pero he llegado al límite de mis fuerzas», dijo el ministro al grupo de periodistas que acudió a la rueda de prensa celebrada en la sede de su Ministerio. «Es el paso más doloroso de mi vida», añadió el ministro, quien agradeció con los ojos húmedos y la voz quebrada el apoyo recibido por parte de la canciller y las muestras de solidaridad de la población. En medio del escándalo, el ahora exministro recibió el interesado apoyo de la canciller Merkel y del jefe de su partido, Hors Seehofer, a los que no les convenía perder a la máxima estrella de la política germana, un campeón a la hora de recolectar votos en un año electoral que augura derrotas para la canciller. Pero Merkel, en su campaña para impedir la muerte súbita de su ministro, cometió un error descomunal: insultó al mundo académico cuando dijo que ella no había contratado a un asistente científico, sino a un ministro.

La deplorable gestión de Guttenberg para minimizar la crisis dejó huella en el partido de Merkel, donde varios prominentes miembros de la formación no ocultaron su malestar. La ministra de Educación, Annette Schavan, señaló que se sentía «avergonzada» del comportamiento de su colega de gabinete, mientras que el presidente del Bundestag, Norbert Lamer, eligió un público socialdemócrata para señalar que el escándalo era un «clavo de ataúd» para la confianza en la democracia alemana. La canciller admitió ayer que la renuncia la había cogido por «sorpresa» y señaló que había recibido la noticia «con dolor de corazón». No está claro si Merkel estaba sufriendo por la pérdida de uno de los grandes talentos políticos o lamentaba su error al apoyarle hasta el último minuto.