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Refugiados y equipajes se agolpan en el paso fronterizo de Ras el-Jedir, abierto pero incapaz de acoger la avalancha de personas que quieren atravesarlo. :: EFE
MUNDO

Marea humana entre Libia y Túnez

Los rebeldes asientan su control en el Este mientras varias ciudades del Oeste sufren el sitio de tropas del régimen

PAULA ROSAS
RABAT.Actualizado:

Agotados, asustados y sin un dinar en el bolsillo, decenas de miles de refugiados se hacinan en la frontera entre Libia y Túnez, que se encuentra, cada hora que pasa, más cerca de vivir una crisis humana. La mayoría de ellos son trabajadores egipcios que abandonan Libia, un país al borde de la guerra civil ante el empecinamiento del coronel Muamar Gadafi, que se niega a abandonar el poder, y la negativa de los rebeldes a negociar con el déspota.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, ACNUR, asegura que «la situación está alcanzando el punto de crisis», con miles de personas que llegan cada día al paso fronterizo de Ras el-Jedir escapando de la violencia en tierras libias y que se encuentran bloqueados a la espera de que sus países envíen aviones o barcos para recogerlos. Desde que se iniciara la crisis Libia, unas 140.000 personas han huido del país, según esta agencia de la ONU.

Mientras que miles de occidentales fueron evacuados con mayor o menor celeridad en los primeros días de la revolución, los ciudadanos de países con menos recursos o en situaciones de conflicto no han tenido tanta suerte. Los subsaharianos se encuentran, además, con una dificultad añadida, ya que son confundidos con los mercenarios que está utilizando Gadafi para reprimir a la población local.

Muchos ni siquiera han conseguido cruzar la frontera y permanecen en el lado libio, donde llevan esperando hasta tres días para poder pasar al otro lado y donde la desesperación de la gente y el agotamiento han provocado escenas de pánico en los últimos días. Desmayos y avalanchas han puesto a prueba a las fuerzas de seguridad tunecinas, que han tenido que disparar en varias ocasiones al aire para contener a la multitud.

Aunque el paso fronterizo está abierto, según las autoridades de Túnez, el proceso para cruzar al otro lado es lento y no puede seguir el ritmo de los refugiados que llegan. Según ACNUR, más de 75.000 personas han salido de Libia con destino a Túnez, 14.000 de ellos el pasado lunes. La agencia ha levantado un campamento a seis kilómetros de la frontera y contaba ayer con poder albergar a 12.000 personas en 1.500 carpas.

Ejecutados en los hospitales

Para llegar a la frontera, la mayor parte de los refugiados han realizado un peligroso viaje por carreteras controladas por leales a Gadafi, que les 'confiscan' el dinero, teléfonos móviles y cámaras fotográficas para evitar que puedan sacar del país imágenes de la brutal represión que están llevando a cabo las fuerzas del régimen. Ayer, una portavoz de Cruz Roja aseguraba que el organismo había recibido informes «creíbles» de heridos que habían sido ejecutados en hospitales y de que los milicianos de Gadafi habrían utilizado ambulancias para acercarse a los manifestantes y después disparar sobre ellos.

Los rebeldes, que controlan el Este de Libia, han comenzado a organizar la seguridad del territorio. Ayer, la Coalición Revolucionaria anunciaba desde Bengasi la creación de un consejo militar, según la agencia Efe, que servirá para preparar la defensa de las zonas «liberadas» y organizar el avance hacia la capital.

La situación es diferente al Oeste del país, donde varias ciudades, entre ellas Zauiya, Nalut o Misrata, permanecen sitiadas por las tropas de Gadafi, que no han conseguido, no obstante, repeler a los rebeldes. La situación puede volverse muy complicada en los próximos días para los habitantes de estas localidades, ya que testigos en la zona han asegurado a diferentes cadenas de televisión que los milicianos prorrégimen no dejan entrar camiones con alimentos o medicinas, posiblemente en un intento por desabastecer a la población hasta que se rinda. Libia, que en su mayoría es un enorme desierto y que ni siquiera cuenta con ríos de curso permanente, importa el 90% de los alimentos que consume, flujo que se ha visto paralizado por la crisis en el país.

Gadafi, que ha intentado sin éxito negociar con los rebeldes, pelea por mantener el control del oeste, aunque su círculo de influencia es cada vez más reducido. Ayer, una de las principales tribus del Oeste, los Al-Zintan, pidió a los seguidores del coronel que se unan a la revolución.