Christina Aguilera, como una cuba

A Christina Aguilera alguien le ha tenido que echar un mal de ojo. O algo parecido. La cantante no levanta cabeza desde hace unos meses. Casi desde que firmara los papeles de divorcio con Jordan Bratman. Lo último que se suma a su lista de gafes ha sido una detención de lo más llamativa. Esta vez ha pasado unas horas en los calabozos tras ser arrestada por una curiosa «intoxicación pública». Así le han llamado a ir «excesivamente borracha» como copiloto de su novio, Matthew Rutler, a quien también invitaron a ir a la comisaría por conducir ebrio.

Según la publicación TMZ, la artista tenía claros síntomas de haber ingerido bastante cantidad de alcohol, hasta el punto de que era incapaz de valerse por sí misma, de ahí que los agentes pensaran que lo mejor era que descansara unas horitas entre rejas. Al final la broma le ha salido por 250 dólares, mientras que Rutler ha tenido que desembolsar 5.000 dólares de fianza para volver a ver la luz.

Un episodio más de un culebrón que no para de añadir capítulos. Hace unas semanas la artista casi se da de bruces en la entrega de los Grammy, sin olvidar su criticada actuación durante la Super Bowl en la que se le olvidó la letra del himno de Estados Unidos. Por no hablar de que internet está plagada de páginas en las que aseguran que hace unos días pillaron a Aguilera 'in fraganti' haciendo algo más que manitas con su novio en un baño. La racha promete.