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ESPAÑA

En juego un apetitoso mercado estratégico

Marruecos es el primer destino del capital español en África, un tercio del gas procede de Argelia y el 13% del petróleo llega de Libia

CÉSAR CALVAR
MADRID.Actualizado:

España se juega en el Magreb algo más que su tranquilidad frente al terrorismo y la inmigración ilegal. La región constituye a día de hoy un mercado estratégico de enorme potencial con 165 millones de consumidores, según cifras del Banco Mundial, en el que destacan Marruecos, como primer destino de la inversión española en África, y Argelia, como suministrador de gas. La seguridad energética, cuestión que dominará la agenda mundial de este siglo, preocupa mucho al Gobierno, que sigue al minuto la evolución de los acontecimientos. La situación, reconocen fuentes del Ejecutivo, «es muy volátil» y cambia a «cada minuto».

Según un informe sobre inversión española en el Magreb del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), el país que recibe más capitales españoles es Marruecos, por la proximidad geográfica y por su apertura económica. La relación comercial está marcada por el Acuerdo de Asociación UE-Marruecos y el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación firmado en 1991. Empresas como Altadis, Fadesa, Alsa, Tecmed (filial de ACS), Endesa, Gamesa o Isoftón han suscrito importantes contratos en sectores como el tabaco, turismo, transporte, recogida de residuos y energías renovables. El país también acoge a medio millar de pequeñas y medianas empresas del sector textil y agroalimentario.

La inversión directa española en 2009 fue de 150,5 millones de euros, según la Oficina de Cambios marroquí, con una notable disminución, el 35,9%, respecto de 2008, cuando llegó a 234 millones. El bajón se debió a la salida del país de Telefónica, que vendió su parte de la empresa de telecomunicaciones Meditel por 400 millones, y a la venta por el Grupo Santander del 10% del capital del marroquí Attijariwafa Bank. Pese a la caída, España se mantuvo en 2009 como tercer inversor en Marruecos tras Francia, con 671 millones, y Kuwait, con 270. La inversión marroquí en España es escasa y variable en función de operaciones puntuales.

Las relaciones con el resto de países norteafricanos no son tan fluidas. En Argelia la inversión española es menos diversificada que en Marruecos y se centra en los hidrocarburos. Repsol y Gas Natural se han beneficiado en el campo energético; CAF y Sener en los transportes; y Geida e Inima en el sector de las desaladoras. Un tercio del gas que consume España llega de Argelia, lo que convierte al país en socio preferente en ese campo. Pero la escasa apertura económica, la falta de reformas y la incertidumbre política desaniman a muchos potenciales inversores.

Petróleo y gas

Los intercambios con Libia y Egipto son menos relevantes. Están marcados por la importación española de carburantes, lo que ha provocado históricamente un saldo deficitario para España.

En Libia la mayoría de inversiones se centran en el sector de la fabricación de vehículos. La inversión más cuantiosa hasta la fecha es la realizada por Repsol, unos 500 millones de euros, sobre todo en pozos, a través de filiales en Holanda y Suiza. Según datos de esa compañía, España importa de Libia el 13% del petróleo y el 2% del gas que consume, volúmenes pequeños que pueden ser reemplazados fácilmente por compras a otros países como Rusia o Nigeria.

En Egipto las inversiones han sido siempre pequeñas pese a ser un gran mercado (82 millones de consumidores) con la excepción del año 2005, cuando rozaron los 375 millones al lograr Cepsa junto con la italiana ENI un contrato para la exploración de hidrocarburos en el Desierto Occidental. España trae de Egipto alrededor del 8% de gas que consume.

Los intercambios comerciales con Túnez son escasos. La inversión tunecina en España es prácticamente inexistente, y la española en el país africano poco cuantiosa y bastante irregular por su carácter puntual. Hay 50 empresas españolas instaladas, con participación en sectores entre los que destacan el agroalimentario, la hostelería y los cementos.