El asedio 200 años despuésXxsxsxsxlllsxsxsxsx xsxsxsxsxsxsxsx
DECANO COPITI CÁDIZActualizado:En estos tiempos en los que con tanta ilusión se prepara la celebración de los distintos actos del Bicentenario de nuestra Pepa nos encontramos con una oportunidad única de aprender y utilizar lo bueno que la historia nos puede enseñar; es un momento de reflexión y mirada objetiva hacia el hecho y la lección que deja la impronta de lo vivido por los padres de nuestros tatarabuelos y que muchas veces e injustamente parecemos olvidar.
En la ciudad más antigua de Europa occidental y con historia trimilenaria vio la luz el documento base precursor de nuestro actual estado de derecho, libertad entendida desde los valores que aún a día de hoy perduran; tiempos de reconocimiento de derechos individuales: a la educación, libertad de imprenta, inviolabilidad del domicilio y a la propiedad.
Haciendo una traslación en el tiempo y recuperando ese espíritu doceañista, ya una vez en el campo de la Ingeniería y del Colectivo al que tengo el honor de representar hay una serie de inquietudes que desde ese prisma de soberanía nacional -sí, aquella que reside en el pueblo- parecen diluirse en un errático escenario legislativo venido desde una Europa hacia la que tratamos de converger pero desde luego con marcados tintes de libertinaje disfrazado con el mejor traje de esa libertad añorada. En esta tierra carnavalesca sabemos diferenciar perfectamente al lobo con piel de cordero.
Para los Colegios Profesionales que durante tantos años han velado por una correcta regulación y desarrollo del ejercicio de las distintas profesiones reguladas a las que conducen los títulos universitarios, se han sucedido en los últimos tiempos una serie de eventos comparables al asedio sufrido en Cádiz por parte de los franceses.
En dichos tiempos en nuestra ciudad y entre epidemias de fiebre amarilla, bombas que tiran los fanfarrones y refugiados de toda España se pudo fraguar un documento de libertades , una declaración de principios que sería utilizada como base hasta en las lejanas tierras americanas. Un punto de inflexión que determinó un antes y un después en la sociedad.
Dado que la historia es cíclica y se repite, en pleno siglo XXI estamos sufriendo los Colegios Profesionales un nuevo capítulo de acoso y derribo comparable a lo sufrido en nuestra tierra dos siglos antes: la entrada en vigor de la ley ómnibus que -como los franceses- arrasó nuestra península trayendo legislación europea pero mal interpretada por fallidos interlocutores. Consigue justo lo contrario a lo que persigue y deja sin reglas muchos aspectos que estaban perfectamente definidos.
Tal y como la epidemia de fiebre amarilla castigó al pueblo, se ha lanzado un real decreto que erradica la garantía de seguridad que para la ciudadanía de a pie suponen los visados profesionales que hasta ese momento y de manera obligatoria venían a suscribir la identidad, capacitación técnica, idoneidad de normativa empleada y aseguramiento obligatorio de la responsabilidad civil del técnico redactor a la hora de proyectar y dirigir las obras de ingeniería. Ahora tener garantías es un acto voluntario.
Para culminar ese proceso de invasión ya sólo queda la temida ley de servicios profesionales que presumiblemente en este primer trimestre del año en curso confundirá totalmente la identidad de los técnicos cualificados para realizar trabajos totalmente especializados.
Las 17 especialidades de la ingeniería se perderán y conducirán a una única profesión en la cual todos seremos ingenieros capaces de hacer todo tipo de trabajos. Es evidente que una vez más, será la sociedad civil la que pague la factura en forma de siniestros y calamidades debido a que ese legislador imprudente a modo del mejor libertinaje haga oídos sordos a aquellas voces que tantas veces han apelado al sentido común.
A modo aclaratorio es como si al lector lo tuvieran que operar de apendicitis y finalmente fuese intervenido por un oftalmólogo, también con sólidos conocimientos médicos. A buen seguro a nadie se le ocurriría extrapolar estas cuestiones al ámbito de la salud, pero cierto es que en materias técnicas nos encontramos en esta tesitura. El resultado puede ser dantesco.
Mientras tanto desde Europa, ese viejo continente que ya está en pleno remonte de la crisis, se apuesta por todo lo contrario. Se demanda y reconoce al ingeniero especialista español y se le anima a coger la mochila para utilizar su talento y su preparación como punto de partida necesario en una sociedad que apuesta por una modernización y una innovación necesaria como punta de lanza de una estrategia de apuesta por la calidad.
Definitivamente como apuntó Leopoldo Abadía estamos inmersos en una crisis moral y no económica.
El marco de conmemoración del 2012 sería una buena oportunidad para utilizar ese espíritu diferenciador que propició un cambio de rumbo doscientos años atrás y una ocasión para tener un gran encuentro de las profesiones técnicas de donde salieran importantes conclusiones, como siempre en pro de la sociedad en general.
Desde el Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos industriales de Cádiz seguiremos favoreciendo y apoyando iniciativas de ese calibre; esa es nuestra responsabilidad.
¡viva la Pepa!