El Festival de Jerez, en la calle
Los miles de visitantes que atrae la cita flamenca dejan su impronta, aunque influida por la crisis, en bares y tiendas
Actualizado:Si se cruza por la calle con una japonesa con falda de baile no la crea rara. Seguro que es una de las mil matriculadas en alguno de los cursos del Festival de Jerez. Los visitantes y también los aficionados jerezanos, comparten estos días con intensidad y ese ambiente festivo se palpa cada vez más en la calle. Los bares intentan aprovechar esa llegada de turistas que tienen que desayunar, comer y cenar todos los días manteniendo abiertos los locales durante más tiempo aunque no todos se beneficien por igual.
Está claro que la cercanía del Teatro Villamarta influye a la hora de sentarse a tomar un vino para recuperarse de los zapateados de la clase o para entrar en ambiente antes de sentarse a disfrutar cualquiera de los espectáculos programados. Bares como La Manzanilla, La Reja o el Gallo Azul sí que están viendo ya caras nuevas entre sus clientes. «Cuando tenemos más gente es antes de los espectáculos y a la salida», dijo Manuel Cordero, encargado de La Manzanilla. De hecho, este bar incluso aumenta su personal para estos 16 días y nota que «la caja sube».
Diferente es el panorama en las zonas más alejadas del Villamarta. En la calle Porvera, La Cañita y La Tertulia se han sumado un año más a la iniciativa de la asociación de comerciantes Acoje para permanecer abiertos tras las funciones aunque hasta allí no se aventuren demasiados clientes. «Sabemos que antes de llegar aquí pasan por otros muchos bares abiertos», dijo Fernando Orellana desde La Cañita. «El festival nos trae gente durante el día porque van a visitar el barrio de Santiago o la academia de María del Mar Moreno pero por la noche se quedan en más cerca del teatro», añadió.
«Ya hemos tenido cenando a un grupo de seis japonesas pero la verdad es que no se nota mucho aquí», corroboraron desde La Tertulia. La crisis también afecta y los hosteleros de esta calle, en concreto, aseguran que todavía se resienten del cierre al tráfico que sufrió durante ocho meses.