EL SUPLENTE

En general, todos los inmediatamente inferiores aspiran a ocupar el puesto de su superior jerárquico. De ahí las célebres intrigas cortesanas, que según el clásico son prisiones donde los ambiciosos mueren y donde a los más astutos les nacen canas, aunque sean calvos como el señor Rubalcaba. ¿Quién será el sucesor de nuestro actual presidente? La intriga se está prolongando tanto que la curiosidad, siempre insomne, ya no despierta demasiada incertidumbre. La gente del pueblo, que aunque no lleve razón se encarga de transportarla, dice eso de «que sea lo que Dios quiera», que nunca será nada bueno». El debate sobre la sucesión de Zapatero, según los expertos en letrinas, está dividiendo a los socialistas. Qué nombre ese de socialistas tan mal aplicado. Lo mismo incluye a Bertrand Russell o a Besteiro, que a cualquier golfante con carné en busca de un empleo en la Junta.

Los suplentes son fundamentales tanto en los equipos de fútbol como en los equipos ministeriales. Hay que tenerlos previstos con la debida antelación ya que muchos titulares sufren lesiones. En la política abunda el juego duro y el árbitro está en la inopia. A nadie le echan definitivamente del campo, ni siquiera del campo de la política: se limitan a imponerle una sanción más o menos duradera, pero sabiendo que no va a durar. Ahora se ha desencadenado una batalla sorda, pero muy audible, entre los dos bandos de adictos interesados. ¿Quién va a liderar la nueva etapa, que será de montaña, con picos muy altos? La inscripción en la carrera de Carme Chacón puede amenizar la Vuelta incluso para los que creen que no tiene vuelta de hoja.

Quizá conviniera ir aclarando las cosas, que están muy turbias en este momento. En el mundo están ocurriendo sucesos muy graves, mientras aquí seguimos discutiendo las rebajas de un 20º% de los bonos del señor Rodrigo Rato. Habría que saber quién va a ser el suplente de Zapatero, si es que él no se sustituye a sí mismo. Busquemos en el vestuario.