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Si, como afirmó Jose al final del encuentro, una de las explicaciones de la estimulante victoria contra el Betis B fue la obstinación del equipo para seguir luchando tras la consecución del primer gol, la clave segura para lograr el objetivo del ascenso es, como todos sabemos, la regularidad. Esos tres preciosos puntos logrados en Sevilla irán subiendo en cotización a medida en que se alcancen nuevos triunfos y, en igual proporción, las derrotas cosechadas durante la primera vuelta irán reduciendo su importancia negativa. Si tenemos en cuenta el momento crucial por el que atraviesa la entidad cadista, esta elemental obviedad reconocida por todos los aficionados posee en la actualidad una decisiva relevancia. Ahora sí que podemos afirmar no solo que cada partido es decisivo sino que los futbolistas, alentados por la afición, tienen en sus pies la salvación del Cádiz. Creo que no exagero demasiado si digo que el partido contra el Polideportivo Ejido puede determinar el futuro de la temporada y, por lo tanto, el destino inmediato del club amarillo. En el fútbol, como ocurre en las carreras de fondo, la manera de recorrer la recta final de la Liga constituye la clave que determinará cuáles serán los equipos que alcancen las metas prefijadas y los que, por el contrario, fracasen en su intento. Ya sabemos que, a partir de ahora, será difícil sorprender a los equipos que nos visiten pero tenemos fundadas esperanzas en que el entrenador vaya cambiando hábilmente las alineaciones, en que ensaye nuevas fórmulas estratégicas de defensa y de ataque, y, sobre todo, que prepare jugadas imaginativas a balón parado. El análisis sereno de los aciertos y, sobre todo, el reconocimiento desapasionado de los errores, los coloca en una situación que, sin duda alguna, es más ventajosa de la que el equipo se encontraba al comienzo de la temporada.