EL NUEVO
Actualizado:La vida está llena de rotondas, o de atajos circulares. Tuve mesa profesional, como periodista, durante unos años en las dependencias del edificio 'Jerez 2002' que ahora ocupa la Fundación del Xerez. Un lugar modesto, habitable y soleado en el que tuve la oportunidad de conocer al letrado y profesor de Derecho Antonio Millán, recién nombrado presidente del Xerez. Entonces trabajaba sin remuneración para el Xerez en distintas tareas relacionadas con la disciplina deportiva, recursos y demás, y estaba pergeñando la Asociación de Derecho Deportivo a nivel andaluz. Millán estaba abriendo un camino difícil en un desierto. Y le brillaban los ojos al defender la quimera, que hoy es una realidad de la que se puede sentir orgulloso el deporte andaluz sin siglas ni cursivas. Para una comunicación a los medios explicó el tema con afán pedagógico, y con la honestidad de poner en pie algo farragoso, pero útil para la supervivencia de las entidades deportivas. Años después, en el mismo edificio, Millán ya es presidente del Xerez, de su Xerez, una gran noticia para el entorno y contorno xerecista. Por desgracia en este caso, ser dueño y presidente de un club de fútbol no es la misma cosa. El proceso atípico de concursalidad del club hace que el presidente tenga funciones limitadas, pero lo que gana la entidad en imagen entre sus iguales no tiene precio con Millán como representante institucional. Porque el Xerez necesita trazar puentes sólidos con la LFP y RFEF. No le faltarán aduladores, falsos profetas, besapiés y faranduleo (el mismo de sus predecesores), y también gente rigurosa en la prensa y en las oficinas que dirán las cosas por su nombre sin pretendidas malas intenciones. Si hay algo que distingue al profesor Millán es que sabe medir, y que a diferencia de otros años fatídicos y/o decisivos en la historia de la ciudad y del club (2003 y 2007) el presidente del Xerez no va a ser un puñal político.