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El seleccionador libio de fútbol-sala, Pablo Prieto. :: REUTERS
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«Mi embajada es Repsol»

Revuelta en Libia Sesenta españoles regresan en un vuelo de la empresa mientras más de medio centenar espera en Trípoli al avión del Gobierno

IVIA UGALDE
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El avión militar enviado hace dos días por el Gobierno para repatriar al más de medio centenar de españoles atrapados en Libia no podrá traer de regreso al vizcaíno Joseba Etxebarria y al madrileño Tomás Valcárcel. Exteriores les comunicó ayer, por SMS, que por encontrarse a más de 700 kilómetros de Trípoli, en Ras Lanuf, sería imposible desplazarlos hasta la capital. El alto grado de violencia y la presencia de manifestantes en las carreteras constituye un severo riesgo. Mientras tanto esperan nuevas instrucciones de los diplomáticos, que se han comprometido a sacarles «por otras vías».

Pese al mensaje, Joseba y Tomás, de 42 y 36 años, se sienten «más tranquilos porque no ha vuelto a haber disturbios» en la localidad donde han trabajado desde los últimos dos meses como operadores portuarios de una multinacional alemana. «Estamos a la espera e impacientes por ver si se produce algún movimiento para rescatarnos», aseguran. Mientras tanto, el Ministerio les ha pedido que mantengan la calma y permanezcan «en un sitio seguro».

Al igual que ellos, otros españoles que se encuentran en la región tendrán que esperar por otras alternativas para retornar, ya que el avión de la Fuerza Aérea Española está previsto que parta de Trípoli y el traslado hasta ese punto es actualmente imposible. Así lo precisó la hermana de Joseba, Mirari Etxebarria. Todavía ayer se desconocía en qué punto exacto se encontraba el Boeing 707 perteneciente del Ejército de Aire con capacidad para 150 pasajeros. La ministra Trinidad Jiménez se negó a revelar cualquier dato por razones de seguridad. No obstante, sí confirmó que estaban a la espera de «los permisos de sobre vuelo» y aseguró que en 24 horas se realizará la evacuación. Asimismo, rechazó cualquier tipo de crítica a la gestión de su departamento y negó que el Ejecutivo haya actuado «con retraso».

Vuelo fletado

Al margen del plan de rescate organizado por el Gobierno, 131 personas, de las que 61 tienen nacionalidad española, partieron de Trípoli en un vuelo fletado por Repsol que aterrizó en torno a las seis la tarde en el aeropuerto de Barajas. En él pudo viajar el seleccionador nacional de fútbol-sala de Libia, el gallego Pablo Prieto, junto al preparador físico del mismo combinado, el extremeño, Luis Castellano. Del mismo modo, y además de los trabajadores de la empresa y sus familias, subieron a bordo empleados de Sacyr, de la constructora Cobra, así como tres monjas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul.

«Mi embajada es Repsol», expresó el técnico ferrolano a su esposa poco antes de partir para agradecer el gesto solidario de la compañía y lamentar la actuación de la legación, que solo le indicó que fuera al aeródromo para que tratase por su cuenta de embarcar y volver. Asimismo, Prieto lamentó que cuando llegaron al aeropuerto, «otras embajadas tenían una furgoneta con frutas, bebidas, pero la de España, no».

Horas antes de llegar a Madrid el avión contratado por la firma petrolífera, tomó tierra en Barajas el vuelo regular de Lybian Airlines, procedente de Trípoli, con tan solo siete pasajeros de un total de noventa plazas. Entre los cuatro españoles que regresaron figura el arquitecto Carlos Domínguez, quien reconoció los problemas para conseguir pasajes y habló de las duras condiciones que atraviesan las personas que esperan a ser repatriados. «Duermen como perros en la calle».