Thomas Couyotopoulo, jefe de equipo de Racing Engineering, durante la entrevista en la sede de la escudería. | Javier Fergo
fórmula uno

Cinco días en el infierno

Racing Engineering sufrió los disturbios de Bahréin

Sanlúcar Actualizado: Guardar
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Los disturbios sociales y políticos que azotan estas últimas semanas a algunos regímenes árabes pilló de lleno a la escudería de Sanlúcar de Barrameda Racing Engineering. El equipo de GP2 presenció el infierno que se vivió durante algunos días en Bahréin y su jefe de equipo, Thomas Couyotopoulo, relata lo sucedido días después de su regreso a España. Thomas llegó junto al resto del equipo sanluqueño el domingo a Manama, capital de ese reino formado por 30 islas y unido por un puente a Arabia Saudí en pleno Golfo Pérsico, después de correr en Abu Dhabi. Volaron a Bahréin y se encontraron un país «estable, normal, pero el martes comenzó a complicarse todo». De la noche a la mañana «comenzamos a cruzarnos con los tanques, filas largas de casi 200 tanques dirigiéndose a la ciudad».

El jefe de equipo recuerda que todo comenzó «con manifestaciones familiares, con mujeres y niños, pero nuestro hotel estaba a unos 500 metros de la plaza famosa que ha salido en todos los medios de comunicación». Thomas hace referencia a la plaza Lulu (perla en árabe), donde la oposición al régimen suní que reina en forma de falsa monarquía en el país saudí se manifestaba. Allí, donde el martes por la noche todo se recrudece: «La Policía comenzó con el desalojo de las familias a la fuerza y las protestas se endurecieron, complicándose todo».

«Ya en el hotel nos aconsejaron que no saliéramos de allí». El miércoles por la mañana los integrantes del equipo sanluqueño ya tuvieron problemas para llegar al circuito de velocidad de Bahréin, ese oasis en el desierto. La autopista bloqueada para llegar a la ciudad, el ejército impidiendo la retransmisión de los disturbios (un miembro del equipo vio como un guardia de seguridad destrozaba su cámara) y con problemas constantemente para ir del hotel al circuito.

Fue ese día precisamente cuando de madrugada comenzaron los tiroteos a pocos metros de donde los miembros de la escudería dormían. La plaza fue rodeada y custodiada por fuerzas antidisturbios de la policía, aunque los efectivos del Ejército se mantuvieron dentro de los tanques. «Dispararon a las personas y hubo muertos. No temíamos por nuestras vidas porque sabía que no iba contra nosotros, pero una bala perdida puede acabar en tu camino». Con el tiroteo, Thomas no oculta que los miembros del equipo llegaron a temer incluso por sus vidas: «Nosotros no estábamos allí abajo, pero sí los compañeros que aseguran la logística del Gran Premio tuvieron problemas con militares y policías, quitándole una cámara». El jefe de equipo de Racing Engineering lamenta que allí, a pesar de que los militares supieran que no formabas parte de los disturbios, «notabas que no querían tenerte allí, ni haciendo fotos ni opinando». Un infierno que acabó el jueves, un infierno de cinco días.