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Ricardo Ortega yace en el suelo tras recibir un balazo mortal en Puerto Príncipe (Haití) en 2004. :: AP
ESPAÑA

«Ya están aquí»

El juez archiva la investigación del asesinato del periodista Ricardo Ortega por «falta de autor conocido»

MATEO BALÍN
MADRID.Actualizado:

Quedan 12 segundos de grabación, los últimos instantes de su vida. 7 de marzo de 2004. En un callejón de la calle Lamerre, en el centro de Puerto Príncipe, capital de Haití, se entrecruza el sonido de los disparos con los gritos de la gente que se intenta proteger. En una vivienda contigua se refugian varios periodistas que hablan distintos idiomas. Uno de ellos es Ricardo Ortega, enviado especial de Antena 3, que graba «en medio de un fregado» provocado por la caída del expresidente Aristide.

Ortega deja la cámara en el suelo, al lado de un tragaluz, y señala: «Mal, mal, mal. Hay muchos tiros, desde aquí no podemos salir». La cámara sigue grabando. El periodista cuenta dónde se encuentra y vuelve a salir al callejón. Varios haitianos corren de las balas. Uno blande un pañuelo blanco. Enfrente, al otro lado de la calle, un tipo se apuesta en lo alto de una cornisa verde. Se percibe una silueta negra. «Están aquí», señala Ricardo. Son sus últimas palabras.

A continuación se produce un disparo. Roza una especie de esterilla que se encuentra en el techo de un vehículo e impacta en su pecho. Ricardo se desploma en el suelo. Primero se corta la imagen y doce segundos después, la grabación. El proyectil le atraviesa el tórax y sale por la espalda. A François Joseph, un periodista haitiano, otra ráfaga procedente del mismo lugar le alcanza minutos después, pero solo le daña la cadera.

Rápidamente les auxilian y les introducen en una furgoneta rumbo al hospital. Ortega llega inconsciente. Le introducen en la sala de operaciones mientras le reaniman, pero fallece poco después. Las pruebas forenses no lograron confirmar el tipo de proyectil que le mató, aunque el juez consideró que podría tratarse de la misma bala que alcanzó al periodista haitiano. No obstante, nunca se llegaron a cotejar ambos proyectiles por falta de colaboración de François Joseph.

Francotirador

Para el magistrado de la Audiencia Nacional que ha instruido la investigación, Eloy Velasco, las hipótesis más factibles sobre el francotirador fueron dos: bien que la silueta de la azotea fuera de un partidario de Aristide, bien se tratase de un marine, ya que a esas horas, y como el propio Ortega barrunta en el vídeo, soldados de EE UU patrullaban la zona. Tres testigos de los hechos apuntaron que un marine llegó a disparar varias ráfagas al callejón donde estaba Ortega. Pero nunca se aclaró la situación.

Por ello, tras siete años de pesquisas judiciales con tres jueces diferentes, ha sido Eloy Velasco quien ahora, concluyendo que hay «falta de autor conocido», ha decidido archivar las actuaciones. La familia del periodista puede recurrir.