Las primeras puntadas en las almadrabas
Aún no saben cuándo podrán iniciar su actividad pesquera ni cuántos ejemplares de atún rojo estarán autorizados a capturar Más de doscientos pescadores se incorporan a sus puestos de trabajo en los caladeros gaditanos
| CONIL. Actualizado: GuardarMás de doscientos pescadores especializados en la captura artesanal del atún rojo se incorporaron ayer al tajo. Son parte de las plantillas de las almadrabas de Tarifa, Barbate, Conil y Zahara de los Atunes, que vuelven a sus puestos pese a no tener asegurada la actividad toda la temporada ni saber cuánto atún podrán capturar en los próximos meses. La actividad ayer en los puertos y naves auxiliares donde se guarda el material durante el invierno era frenética. El sector lleva unos días de retraso, y el tiempo apremia. Por delante quedan al menos dos meses de montaje de los aparejos. Luego habrá otros dos meses de pesca. Y finalmente, los últimos sesenta días de faena se emplearán en desmontar el entramado de redes y en su almacenamiento.
La rutina en las almadrabas es siempre la misma. A mano y con herramientas más propias de otro siglo, los marineros tejen las redes, apuntalan los nudos, y confían docenas de perros (flotadores), enormes a grilletes de hierro y cables de acero untados en alquitrán para luchar contra la corrosión del salitre.
«La situación este año está peor que nunca. Cada temporada es la misma historia. Estos dos últimos años hemos estado en el filo de la navaja». El ánimo de los almadraberos está alicaído. La vuelta al trabajo no alienta lo suficiente a estos hombres como para olvidar que la guillotina del recorte de los cupos de capturas amenaza su futuro.
Ni siquiera las empresas se atrevían hace unos días a iniciar el trabajo. De hecho, la almadraba de Tarifa, según explica su comité de empresa, han sido los propios pescadores quienes han «presionado» a sus jefes. La plantilla quería trabajar a pesar de saber que la temporada podría no serles rentable económicamente.
A varios kilómetros de distancia, en el puerto de Conil, la situación es similar. El capitán de la almadraba Punta Atalaya, Antonio Ponce, explica que si el tiempo es propicio, a finales de esta misma semana calarán en el mar los más de cinco kilómetros de cableado que sostendrán más de un millar de globos (boyas). La rabera (laberinto de redes) y el cuadro (copo donde entran los atunes) comenzará así a tomar forma y a prepararse para las primeras 'levantás'. «Ya solo quedará esperar que haya atunes. Y que nos dejen pescarlos», auguran.