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Bahréin ofrece diálogo tras la represión
El Ejército abre fuego para dispersar a los disidentes que pretendían acercarse al centro sanitario donde se recuperan varios opositores
EL CAIRO. Actualizado: GuardarLa tensión aumenta día a día en el reino de Bahréin, donde el Ejército abrió fuego para dispersar a los manifestantes que pretendían acercarse al hospital Salmaniyeh de la capital, Manama, donde se recuperan varios opositores heridos en los choques de los últimos días. Al menos 23 personas resultaron heridas de bala. Fue el balance de un viernes de oración en el que los opositores homenajearon a una de las seis víctimas mortales que de momento se ha cobrado la revuelta. Tras el funeral la muchedumbre puso rumbo al hospital y, según diferentes manifestantes citados por las agencias internacionales, «los soldados abrieron fuego sin previo aviso». La cadena iraní PressTV recogió el testimonio de un médico del hospital que calificó la situación de «auténtica guerra» y pidió a los militares que levantaran «un cerco que impedía incluso la llegada de ambulancias».
El hospital se encuentra próximo a la plaza de la Perla, que se ha convertido en el equivalente del Tahrir egipcio en la isla del golfo Pérsico. Allí se produjo la batalla más violenta en la madrugada del jueves, cuando las fuerzas de seguridad desalojaron a los manifestantes matando a cuatro personas. Desde que el lunes empezaran las protestas de la mayoría chií exigiendo reformas y un trato igualitario, al menos seis personas han muerto y hay cientos de heridos. Los tanques están en las calles y hay puestos de control acordonando el centro de una capital que nunca había visto escenas de este tipo en las últimas décadas.
El conflicto sectario entre chiíes (70%) y suníes (30%, pero con el control del poder) se agudiza y la máxima autoridad religiosa chií de la isla, Issa Qassem, no dudó en calificar de «masacre» la repuesta que las fuerzas del orden están teniendo ante «las protestas pacíficas». En un sermón pronunciado ante miles de fieles en la mezquita chií de la aldea de Diraz, en el noroeste del país, el clérigo advirtió de que el Gobierno ha cerrado todas las puertas al diálogo y sus fieles seguidores respondieron al grito de «viva el islam» y «somos tus guerreros», recoge la cadena BBC.
Pese a la contundencia de las fuerzas de seguridad, diálogo es lo que pidió el jeque Salman Bin Hamad al jalifa. El heredero al trono confesó que «es momento de dialogar, no de luchar» y llamó a la calma tras los últimos incidentes violentos en la capital. «El diálogo siempre está abierto y las reformas continúan. Esta tierra es para todos los ciudadanos de Bahréin», señaló el jeque en un intento de sofocar la revuelta e iniciar «un momento para la calma». Su mensaje fue trasladado también al Parlamento ya que el ministro de Justicia y Asuntos Islámicos, Shaij Jalid, solicitó formalmente al partido opositor chií Wefaq que regrese a la Cámara. Los 17 diputados de esta formación decidieron abandonar el jueves sus escaños en protesta por la violencia empleada por la Policía en el desalojo de los manifestantes acampados en la plaza de La Perla.
Lo que al comienzo eran peticiones de reformas en el sistema se han convertido en una semana en exigencias de cambios radicales. Los manifestantes piden ahora la cabeza del monarca y el fin de un régimen el que se sienten discriminados por pertenecer a una secta diferente. Desde Estados Unidos siguen muy de cerca la crisis de un régimen que es un estrecho colaborador de Washington. Bahréin es la base de la V Flota de la Marina y ha sido uno de los puntos de acceso a la región a la hora de llevar a cabo operaciones en las dos guerras de Irak (1991 y 2003).