A paso de tortuga
La solución a los atropellos pasa por estimular el civismo, no por colapsar las urbes
Actualizado: GuardarEl director general de Tráfico, Pere Navarro, anunció ayer en la primera jornada del II Encuentro de Ciudades para la Seguridad Vial que la velocidad en las vías urbanas de un solo carril o de dos carriles de sentidos opuestos será de 30 kilómetros por hora una vez que se modifique, como está previsto, el Reglamento General de Circulación. La razón que se da para semejante medida, acordada con la Federación de Municipios y Provincias, es que en 2009 murieron víctimas de atropello en los cascos urbanos de las ciudades españolas 268 personas, cantidad que podría rebajarse drásticamente a la mitad con la mencionada reducción de velocidad. En ocasiones, los políticos asumen obviedades sin percatarse del absurdo en que incurren porque, puestos a ser irracionales, ¿por qué no rebajar la velocidad a 10 kilómetros por hora, o, sencillamente, por qué no prohibir el tráfico de vehículos en las urbes? De esta forma, la siniestralidad se reduciría prácticamente a cero. Es patente que los atropellos en las ciudades se deben a la imprudencia o la distracción de los peatones y/o automovilistas, que a 50 kilómetros por hora no deberían producirse accidentes si todos los actores que intervienen en el tráfico cumplieran escrupulosamente con las normas establecida. En consecuencia, cualquier gestor no dogmático del problema entendería que la solución al alto número de atropellos pasa por estimular los comportamientos cívicos, por concienciar a los usuarios de las calzadas de la necesidad de respetar las normas, por sancionar con mayor dureza a quien no lo haga... y no por colapsar las ciudades haciendo circular los automóviles a paso de tortuga. En Barcelona, el 'tripartito' ya adoptó también la decisión de reducir a 80 kilómetros por hora toda la velocidad en los accesos a la ciudad, con la consiguiente molestia y la inefable congestión de la red. Ha tenido que cambiar el gobierno para que el sentido común volviera a imponerse. Sería deseable que no siempre necesitáramos recurrir a la alternancia para remediar esta clase de desaguisados.