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Sociedad

Rigor e ilusión anticrisis en Arco 3.0

El sector agradece la labor 'resucitadora' de Carlos Urroz, que da oxígeno y futuro a un certamen que estuvo tocado de muerte La contención se impone en una feria que apuesta por la calidad

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Con el entusiasmo del superviviente. Así arrancó la 30 edición de Arco, la feria de arte contemporáneo que se reinventa en Arco 3.0 y afronta el futuro con una mezcla de ilusión y optimismo. Al borde del precipicio hace un año, renace Arco redimensionado y revitalizado de la mano de Carlos Urroz. Es más pequeño, sí pero mucho más sensato y acogedor. El criterio general es que ha ganado en calidad y rigor, que la moderación impera sobre el riesgo en precios y piezas, y que la crisis empieza a atisbarse desde el retrovisor con galeristas, organizadores y compradores aliados para conjurarla.

Es un Arco sin moqueta y con espacios más limpios y transitables, menos mastodóntico y loco que los de la década pasada, y dispuesto a superar 'la crisis de los 30'. En sus 196 galerías de 28 países -con Rusia como país invitado- pone el arte actual y de los grandes maestros del siglo XX al alcance de todos los bolsillos. Hay piezas desde los mil a los tres millones de euros -Antonio López en la imbatible Marlborough marca el techo- y dicen los galerista que hay compradores cada vez más avezados y dispuestos a tirar de chequera. Hay mucha pintura, poco vídeo e instalaciones, las performances brillan por su ausencia y la fotografía es mucho más selectiva.

Los galeristas históricos agradecen el trabajo de Carlos Urroz y puntúan con sobresaliente la efectiva maniobra apaciguadora y de resucitación del primer varón al frente de Arco en sus tres décadas. Ha sacado a la feria de la zona de alarma y le ha devuelto el futuro. El Arco. 3.0 de Urroz -catálogo online para smartphones y tabletas en www.arco.ifema.es- arrancó con muchas ganas, con los coleccionistas de peso en los pabellones desde primera hora- Tita Cervera, el matrimonio Foster- y con los nuevos asesorados por la propia feria. Con unos galeristas encantados del entusiasmo de los primeros compases. «El reto es garantizar el futuro a la feria e incrementar su calidad» es el mantra del satisfecho director, a quien preocupa poco repetir o no la cifra de 150.000 visitantes.

Ilusión

«Carlos Urroz ha hecho lo que ha podido, pero lo ha hecho muy bien», dice uña risueña Helga de Alvear, histórica del oficio y de Arco que tuvo a Urroz al frente de su galería. «Es el más indicado para salvar la feria», dice. Alvear no dudó en abandonar «una feria que no me gustaba y que perdió el nivel», pero regresa «convencida, ilusionada y dispuesta a hacer que Arco recupere el nivel perdido».

En la primera hora vendió varias piezas, una de Santiago Sierra y otras de Ettore Spelletto con precios en torno a los 50.000 euros. Lo más caro de su galería es una pieza de juventud de Elena Almeida que ofrece por 100.000 euros. «Aun no me creo que hayamos vendido tan rápido. Es la primera vez que veo tanto interés y ganas de comprar» dice. «Es cierto que no están esas súper galerías internacionales, pero la oferta es mucho más sensata, en precios y en obras», asegura. «El camino para salir del bache no está en el riesgo y sí en la calidad» es el diagnóstico de esta respetada galerista que reclama, de nuevo, un IVA cultural para el arte. «En el Reino Unido, Francia o Alemania están entre el 5 y el 7 y aquí no castigan como el 18%. Nos equiparan con los coches de lujo, pero un cuadro no es un Ferrari», resume la también coleccionista igualmente rápida «para compra lo que me ha gustado».

La misma reducción reclama Luis Valverde, de 'Espacio Mínimo', que pide más ayuda a la exportación y una nueva regulación del mecenazgo que se lo ponga más fácil al sector. «Hoy es más barato comprar en otros países y los grandes coleccionistas lo saben» señala. Detecta «más ilusión y optimismo» en una feria «más elegante». «El año pasado fue excelente y esperamos resultados similares. La crisis nos ha tocado de forma tangencial, pero tiene algo positiva: provocan un cambio bueno para todos».

Comparten entusiasmo Soledad Lorenzo y Elvira Mignoni, al frente de Elvira Gonzalez, otra galería histórica con piezas estelares, como un móvil de Alexander Calder que roza los dos millones de euros y un collage Basquiat aun más caro «Hay muchas ganas y mucho entusiasmo por parte de todos», apunta. «La crisis no se ha cebado con el mercado del arte como con otros sectores. Aunque en España haya afectado algo más, creo que estamos en un buen momento y que tendremos una feria excepcional», dice en un estand con varios puntos rojos en obras que ya tienen nuevo dueño una hora después de alzar la cortina.