Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
El director argentino Rodrigo Moreno, muy criticado ayer. :: AFP
Sociedad

Un elogio a la apatía

La proyección de 'El discurso del rey' eclipsa las películas a concurso en una jornada de la Berlinale para el olvido

ENRIQUE MÜLLER Corresponsal
BERLÍN.Actualizado:

Uno de los pocos aciertos que tuvo Dieter Kosslick, el director de la Berlinale, al diseñar la programación de la actual edición fue negociar y obtener la proyección de 'El discurso del rey', aún no estrenada en Alemania, con la promesa de que el actor Colin Firth y el director Tom Hooper devolverían con su presencia el glamour perdido al festival.

La atención del público y la prensa, como era de esperar, se concentró en la fiesta cinematográfica que tuvo lugar en Friedrichstadtpalast. La película, programada fuera del circuito oficial, desvió la atención de la rutina diaria de la Berlinale, que volvió a languidecer ayer. La jornada no podía brillar por la calidad de las películas que ofreció en el marco de la competición y resaltó una de las mayores decepciones que ofreció el festival, por culpa de la decisión del propio Kosslick de incluir en el certamen la cinta argentina 'Mundo misterioso', dirigida por Rodrigo Moreno. «Es un elogio a la lentitud», dijo Kosslick en referencia a la calidad cinematográfica de la cinta de Moreno.

Falso. La película es un elogio a la apatía y casi un insulto al público. Moreno, que recibió en 2006 el Premio Alfred Bauer por 'El Custodio', al parecer no entendió que esa distinción premia la innovación y no una repetición absurda de un guion que pretende retratar la soledad y el desconcierto de un personaje que deambula por el gran Buenos Aires, sin saber qué hacer y, peor aún, sin poder comunicarse con nadie.

La película narra las desventuras de Boris, que se inician cuando su novia le dice que quiere separarse de él «por un tiempo». Durante diez largos minutos, la pareja intenta ponerse de acuerdo en lo que significa esa frase. La trama es tan absurda que llega a producir risas cómplices en el público y más de un improperio. «¡Vaya mierda!», exclamó un periodista francés, mientras un indignado colega alemán sentenciaba que el director debía ser condenado a una «lapidación simbólica» por el crimen cometido merced a la generosa ayuda de Alemania.

La cinta turca 'Our grand despair', en cambio, cosechó algunos aplausos del publico y la crítica, que premiaron el trabajo honesto de un director que quiso mostrar una visión particular y moderna de la vida cotidiana en Ankara, cuando dos amigos inseparables deciden ofrecer albergue a una joven que ha perdido a sus padres en un accidente.

La jornada culminó con la proyección, fuera de competición, de la película austriaca 'Mein bester Feind', del director Wolfgang Mumberger, una tragicomedia ambientada en Viena en los años treinta y que cuenta los problemas que tiene una acaudalada familia judía, dueña de una galería de arte y que posee un valioso dibujo de Miguel Angel, cuando los nazis alcanzan el poder en el país alpino.