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Editorial

El PP acosa a Rubalcaba

Gobierno y oposición se echan en cara sus respectivas miserias: los casos 'Faisán' y 'Gürtel'

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El PP volvió a aprovechar ayer la sesión parlamentaria de control del Gobierno en el Congreso de los Diputados para estrechar su acoso al Gobierno con preguntas y acusaciones sobre el caso Faisán y los ERE andaluces. El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, respondió con acritud a las imputaciones que le efectuó el diputado Gil Lázaro y advirtió al PP de que no permitirá que «trate de manchar y ensuciar la acción del Gobierno» con sus acusaciones sobre el caso de las prejubilaciones en Andalucía o el del chivatazo del bar Faisán. Y, como ya es habitual, los dos principales partidos se han arrojado al rostro sus respectivas miserias: Rubalcaba ha exhibido por su parte el 'caso Gürtel'. El 'caso Faisán', un chivatazo policial que el 4 de mayo de 2006 alertó a los miembros de una red de extorsión de ETA que operaba en el bar Faisán de Irún, un delito en el que estarían involucrados algunos altos cargos del Departamento que dirigía y dirige Rubalcaba, está ensombreciendo el brillo del primer vicepresidente del Gobierno, nombrado por Rodríguez Zapatero para que tratara de detener el desgaste imparable del Ejecutivo por la gestión de la crisis económica. De hecho, en tanto el juez Garzón pasó de puntillas por aquel escándalo, que obedeció a un exceso de celo en pleno «proceso de paz» del Gobierno con ETA, su sustituto el juez Ruz ha reabierto el sumario, esta vez con la aquiescencia de la Fiscalía, que ha practicado más pruebas. El sumario, en el que aún se mantienen partes secretas, todavía no arroja claridades definitivas, pero no hay duda de que si se demostrara que la filtración fue ordenada desde lo alto de la pirámide jerárquica de Interior, el ministro tendría muy difícil su pervivencia en el cargo. El nerviosismo de Rubalcaba, que se vuelve especialmente irascible cuando la oposición, cumpliendo con su deber, le interroga sobre el 'caso Faisán', es una evidencia comprometedora. De hecho, el vicepresidente ya ha eludido mediante un viaje oficial comparecer el próximo miércoles para someterse al calvario del interrogatorio semanal. En todo caso, el PP sabe que, descabezado el PSOE por el abrasamiento de Zapatero, el correoso vicepresidente es la pieza a batir.