Rubalcaba dice ante el Congreso que el alto el fuego de ETA será «el definitivo»
El PP insiste en que el chivatazo fue un pago del ministro a la banda y afirma que «el Faisán es ya su tumba política»
MADRID.Actualizado:El ministro del Interior aseguró ayer en el Congreso que cree que la actual tregua de ETA es «la definitiva». Es la primera vez que el máximo responsable de la lucha antiterrorista muestra en público su convencimiento de que el «alto el fuego permanente» que la banda anunció el pasado 10 de enero es el preámbulo que conducirá al abandono definitivo de la violencia tras más de 40 años de asesinatos.
La afirmación fue recibida con sorpresa ya que el Ejecutivo se había caracterizado por la prudencia e incluso había defendido la tesis de que no existe indicio alguno de que ETA, pese a la tregua, tuviese la intención de abandonar las armas. Los pies de plomo se justificaban hasta ahora por la «insuficiencia» del comunicado, en el que los terroristas no decían que el alto el fuego fuese unilateral -no sujeto a condiciones- y mucho menos que se planteasen su desaparición.
El convencimiento de que España está ante la etapa final de ETA lo expresó el vicepresidente como parte del argumento con el que quiso desmentir la tesis del PP sobre el chivatazo en el bar Faisán. Los populares sostienen que Rubalcaba ordenó el 4 de mayo de 2006 el soplo de que la Policía iba a hacer una redada contra el aparato de extorsión de la banda como gesto para impulsar el diálogo abierto con la tregua declarada en marzo de aquel año.
El ministro no solo negó en el Congreso concesión alguna del Gobierno en el llamado 'proceso de paz' sino que dijo que, de hecho, hoy «estamos ganando» porque no cometió los mismos errores que el Ejecutivo del PP en el alto el fuego anterior. «No creímos a ETA durante la tregua e impedimos que pasara lo que ocurrió en 1998», subrayó. Rubalcaba indicó que la tregua que gestionó el PP fue una trampa en la que ETA se rearmó e introdujo en España cinco comandos que, a partir de 2000, mataron a más de 40 personas. Su «obsesión» en 2006, añadió, fue que eso «no volviera a pasar», por lo que ordenó a Policía y Guardia Civil «trabajar más, impedir que se rearmen, impedir que entren». Gracias a no parar el trabajo antiterrorista, insistió, arrestaron a etarras durante el alto el fuego, incluido el aparato de extorsión con base en el Faisán, y «detuvimos mucho» entre 2007 y 2009, en referencia a la caída de casi todos los comandos operativos y al descabezamiento de la cúpula militar en cinco ocasiones. «Esa es la historia, la que a usted no le gusta escuchar en esta Cámara», contestó el ministro al diputado popular Ignacio Gil Lázaro, para refutar sus acusaciones de connivencia con los asesinos.
Ni este diputado ni el resto del PP dieron credibilidad a una sola de sus palabras. Dicen que no son más que evasivas para ocultar la verdad y el reflejo del «miedo» de saber que la Audiencia Nacional lo tiene acorralado con la investigación del chivatazo a ETA. La evidencia de que «el 'caso Faisán' es ya su tumba política», espetó Gil Lázaro como conclusión a su interrogatorio semanal.
«Contra las cuerdas»
Este parlamentario, el martillo pilón que ha preguntado casi 40 veces a Rubalcaba por el Faisán en las sesiones de los miércoles, acusó al ministro de «enfrentar a policías contra policías» para cegar la investigación y esquivar las responsabilidades políticas, y quizás penales, que le corresponden junto a otros miembros de Interior, por ser quienes de verdad ordenaron el soplo.
No obstante, el diputado aseguró que tanto los avances del sumario, en el que el juez investiga las actas secretas del proceso de paz e interroga a todos los negociadores de Interior, como el contenido de las respuestas que su Ministerio dio la semana pasada a 270 preguntas parlamentarias sobre el tema tienen a Rubalcaba «contra las cuerdas». Cree que el vicepresidente ha tenido que admitir que supo del chivatazo cuatro días después de producirse, cuando antes lo había negado, y que el ex comisario general de Información desmintió ante el instructor su afirmación de que ni él ni su secretario de Estado sabían que la Policía iba a realizar una redada contra los recaudadores del 'impuesto revolucionario'. Pero lo que le parece «el colmo» es que Interior afirme que no informó al presidente José Luis Rodríguez Zapatero de que se había producido un soplo a ETA.
Ignacio Gil Lázaro reclamó a Zapatero que, si la respuesta no es una treta para «ocultar algo inconfesable», la implicación del presidente, «cese de inmediato» a su número dos por ocultarle «semejante escándalo». Le advirtió de que si no lo hace, el PP considerará demostrado que el jefe del Ejecutivo «comparte con el señor Rubalcaba la equis del Faisán», es decir, que tomaron al unísono la decisión de dar el chivatazo a la banda.
Para el PP, la prueba del algodón de que el vicepresidente está tocado por el Faisán y ya no sabe qué contestar a las preguntas de Gil Lázaro es que el miércoles próximo «huirá» de la sesión de control. Según Interior, la ausencia solo se debe a una reunión de la UE en Roma para tomar medidas contra la avalancha de inmigrantes llegada en los últimos días a Italia procedente, sobre todo, de Túnez.