La Berlinale aplaude a Garzón
Isabel Coixet presentó en la jornada más política del certamen el documental que quiso hacer porque «necesitaba que el juez fuera escuchado»
BERLÍN.Actualizado:El cine Internacional, una sala ubicada en la avenida Karl Marx de Berlín Este, fue escenario ayer de una curiosa jornada de cine político documental protagonizada por dos personajes públicos cuyas declaraciones ponen en entredicho las virtudes democráticas de sus respectivos países: el juez español Baltasar Garzón y el exoligarca ruso Mijail Jodorkovski, que cumple actualmente una larga condena en una cárcel de su país.
El documental sobre Garzón, dirigido por Isabel Coixet, resume a lo largo de 87 minutos una larga conversación desarrollada en Madrid en diciembre pasado, donde Garzón responde a las preguntas del escritor gallego Manuel Rivas. Ayer fue recibido con un caluroso aplauso por el público que abarrotaba la sala.
El estreno mundial de 'Escuchando al juez Garzón' fue presentado -cosa inusual en el circuito de la Berlinale- por Dieter Kosslick, el director del festival. Éste admitió que el nombre de Garzón no le decía gran cosa antes de ver la película, pero que había quedado impresionado, después de escuchar el relato del juez sobre la polémica que se creó con la famosa ley de la memoria histórica, con las dificultades que tenían los españoles para digerir su propia historia.
El documental ofrece el frío e interesado testimonio de un hombre público que pone en duda el ejercicio democrático de las instituciones españoles y que puede provocar incómodas preguntas cuando afirma que está siendo víctima de una campaña de un grupo político determinado y una prensa afín a ese grupo.
La campaña en su contra se inició, según Garzón, con el llamado caso Gürtel. «Determinados medios de comunicación comenzaron el acoso y una persecución implacable en mi vida privada y también profesional, porque estaba investigando delitos graves de blanqueo de dinero», dice el juez.
Aunque Garzón no es un hombre muy conocido en Alemania, el documental de Coixet despertó un gran interés en la prensa y las entradas se agotaron el domingo. La realizadora catalana confesó ante los periodistas españoles que había decidido realizar el documental porque se sentía «indignada» cuando leía las noticias relacionadas con el juez. «Soy una persona impulsiva y sentí que necesitaba que Garzón fuera escuchado. En España necesitamos gente como él», dijo la directora, quien confesó que nadie en nuestro país había mostrado interés en comprar la cinta.
Auge y caída de un oligarca
La presentación de otro documental devolvió ayer a la ciudad una atmósfera de guerra fría que parecía haber sido superada hace 20 años: el filme 'Jodorkovski', de Cyril Tuschi. El realizador alemán se convirtió él mismo en el protagonista de una historia de espías cuando personas desconocidas allanaron las oficinas donde editaba su película y se llevaron el corte definitivo del documental.
Sólo unas horas antes del robo, Tuschi había enviado una copia a la Berlinale, una casualidad que le permitió presentar ayer su documental, donde ofrece un fresco sobre la vida, obra y pecados del magnate ruso; un personaje real, pero que perfectamente podría haber sido creado por un guionista de Hollywood con mucha fantasía.
«Mi película es un cuento moderno adaptado de un drama de Shakespeare. Muestra la ascensión fulgurante y una caída aún más brutal», dijo el realizador en vísperas del estreno de su documental. «En Moscú hay una histeria colectiva y mis amigos rusos piensan que fueron agentes del FSB (ex KGB) los autores del robo».
La jornada política tuvo su epicentro en el viejo Berlín Este, mientras el festival seguía su rutina habitual con la exhibición de películas a competición, propuestas desiguales que no causaron gran interés ni el público ni en la crítica. Destacaron el debut como director de Ralph Fiennes con 'Coriolanus'.