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Camacho se siente una víctima política tras ser destituido como técnico del Osasuna

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Estoy triste porque no me dejan trabajar. Solo me interesa que Osasuna sea feliz y no es mi estilo meterme con nadie. Respeto las críticas pero solo entiendo las que se basan en razones deportivas». Sin decirlo esta vez abiertamente, José Antonio Camacho se despidió del club rojillo, del que fue destituido oficialmente ayer, como una víctima política.

Convencido de que en su tercera temporada hubiera cumplido también el objetivo de la permanencia y sabedor que los entrenadores «pagan el fuego y el pato», Camacho puso de relieve que siempre estuvo «involucrado en el proyecto desde el primer minuto hasta el último» y pidió a la afición que «apoye» al próximo entrenador, todavía no anunciado, aunque todo apunta al vasco José Luis Mendilibar.

Más allá de que un sector radical de la afición osasunista le acogiese mal desde el principio, quizá por su condición de madridista y de exseleccionador nacional, el presidente del club, Patxi Izco, justificó la destitución como una consecuencia de los malos resultados.

Victoria por la mínima

En otro orden de cosas, el Mallorca, que sacó un punto en el último encuentro de Camacho como local en el Reyno de Navarra, derrotó ayer en tierras bermellonas al Athletic. Webó fue el autor del gol.