DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

TIEMPOS REVUELTOS¿HAY ALGUIEN AHÍ?

Es evidente que algo estamos haciendo mal los medios de comunicación para no llegar con claridad a los ciudadanosLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados

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Mi querida Lalia González-Santiago siempre dice que los periodistas tienen que terminar rápido en su trabajo en la redacción para irse a los bares, que es donde te enteras de las noticias. Y lo cierto es que, a este paso, probablemente acaben todos atornillados a una barra, ahogando las horas con un pelotazo tras otro. Por un lado, la sangría que está habiendo en todos los medios de comunicación del país es equiparable a un gigantesco expediente de regulación de empleo. El último caso sobre la mesa es el del otrora todopoderoso Grupo Prisa, que se va a cargar de un plumazo a 2.500 trabajadores. Toma ya. En el IV Congreso de Periodistas Andaluces celebrado el pasado fin de semana en Jerez, una de las conclusiones giraba en torno al empleo: un 25% de los profesionales de la comunicación han perdido su trabajo desde la irrupción de la crisis. Son números fríos pero que, como en todos los sectores, esconden tremendos dramas tras de sí. Si a la extinción progresiva de los periodistas por cuestiones laborales le sumamos que un importante porcentaje de la población parece no hacernos ni puñetero caso, el panorama se complica. Eso de que la información es libertad y de que estaremos más preparados cuanto mayor información manejemos debe ser una patraña para algunos. Esta semana he vivido dos ejemplos que me hacen dudar seriamente de si la gente lee los periódicos, escucha los informativos de la radio, consulta los medios digitales y se sienta a ver el telediario, o, por el contrario, no tienen tiempo para ello o prefieren ver como la madre de Tamara le pega bolsazos a Belén Esteban. El pasado martes arrancó en Jerez una nueva huelga de los autobuses urbanos. Los medios de comunicación local se han hartado de apuntar, por activa, pasiva, reflexiva y subjetiva, que los trabajadores están al día en cuanto a las nóminas y que los motivos de la protesta son los incumplimientos del convenio colectivo. Pues bien, en todas las encuestas que se han hecho en la calle desde el martes, hay una gran mayoría de los ciudadanos que asocian la huelga del transporte público a que los conductores no cobran. ¡No es verdad! Esta supina ignorancia, tan fácil de combatir con sólo leerse un periódico o escuchar la radio, por ejemplo, no es patrimonio ni mucho menos de los jerezanos. Dios me libre de decir algo así. De hecho, a mediados de semana lo pude comprobar con pruebas evidentes. Qué les puedo contar yo a estas alturas de Egipto que no se haya dicho ya. Todos los medios del mundo llevan días informando meticulosamente de la revuelta social de los egipcios, la presión ejercida contra el dictador y finalmente su dimisión al frente del país. Pues bien, una cadena de televisión nacional salió a la calle a preguntar por el nombre del ya ex presidente egipcio Hosni Mubarak. Ni idea. Probablemente, eligieron los testimonios de aquellos que demostraron no saber nada del asunto, pero les puedo asegurar que eran muchos. Ante evidencias de este calibre a servidor se le plantean numerosos interrogantes. Algo estaremos haciendo mal los medios de comunicación para no llegar con la claridad que debemos al conjunto de los ciudadanos. Es obvio que con las nuevas tecnologías estamos en un proceso de cambio profundo a la hora de consumir información, pero es posible que los profesionales no vayamos tan rápido como la sociedad. O lo que sería más grave. La crisis no sólo afecta a nuestros bolsillos, sino también a nuestro interés por todo aquello que nos rodea. Quizá la obligación de buscarse las papas desesperadamente cada día, te impide pararte a observar los acontecimientos históricos que se están sucediendo en Oriente Medio y mucho menos a saberte el nombre del tirano ese contra el que protesta la gente. Eso está muy lejos de nuestra cartilla del banco. En fin, llegado el momento espero que la gente se entere de que, según un científico ruso, el 4 de abril de 2036 un meteorito impactará contra la Tierra y nos borrará del mapa a todos. A ver si los únicos que vamos a ser conscientes de que nos vamos al garete somos los periodistas. Por cierto. ¿hay alguien ahí?