FÚTBOL | PRIMERA división

El Madrid se reengancha a la Liga en Cornellá

Marcelo decidió un duelo vertiginoso en el que los blancos sufrieron un enorme desgaste porque jugaron con diez desde la expulsión de Casillas en el arranque

MADRID Actualizado: Guardar
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El Madrid no podía fallar tras el pinchazo del Barça en Gijón y se dejó el alma para ganar en Cornellá pese a que jugó casi todo el partido en inferioridad por la polémica expulsión de Casillas, a los dos minutos. Marcelo, con la colaboración de Kameni, resolvió un choque trepidante en el que los de Mourinho hicieron un soberbio ejercicio de superación para quedarse a cinco puntos de la cabeza. Todos, liderados por un Cristiano brutal, sufrieron un desgaste extraordinario ante un Espanyol que desde el principio quiso jugar con rapidez endiablada. La calidad suele imponerse casi siempre pero el mérito de los ‘pericos’, consolidados en zona europea, es enorme Su equipo, sobre todo en defensa, está plagado de chavales que hace nada militaban en el filial que compite en Tercera.

En Lyon se sabrá si la ausencia de Ramos fue una rotación o una suplencia en toda regla por sus desajustes tácticos. El caso es que Arbeloa ocupó el lateral derecho en la vuelta de Pepe al once titular tras otra prolongada ausencia. También se quedó fuera Albiol, quien acaba de declarar que con el central luso el Madrid falló, y entró Marcelo en el carril izquierdo. Benzema fue carne de banquillo, pese a su buen desempeño y su gol con Francia frente a Brasil. También Kaká. El Espanyol improvisó una zaga de papel. Traspasados Didac y Víctor Ruiz y con David García lesionado, sorprendió la suplencia de Forlín. Pagó los platos rotos por la derrota en Almería. Y arriba, le faltó Osvaldo, su referencia, el tipo que se pelea con todos y tiene pegada.

El duelo comenzó a toda mecha, con un ritmo de ‘Premier’. Quedó marcado por la expulsión de Casillas antes de cumplirse dos minutos. Callejón le ganó la espalda a la defensa y el portero le rozó cuando era el último hombre. O era roja para Iker o amarilla para el delantero, que cayó mirando al árbitro. Salió Adán en lugar de Di María y acertó en la primera, ya que desvió el golpe franco lanzado por Luis García. Fundamental para un portero.

Con uno más, el Espanyol cometió un grave error. En lugar de tocar más y de darle cierta pausa al juego, aceptó el ida y vuelta que le propuso el Madrid. Los de Mourinho corrían el riesgo de reventarse a correr pero en ese tipo de partidos son letales por la rapidez y pegada de sus jugadores. Khedira dispuso de un par de ocasiones, una de cabeza y otro en un tiro seco que se le atragantó a Kameni, antes de que Marcelo lanzase de lejos rozando el larguero y después la reventara. Se adentró en el área y sorprendió a un Kameni que se quitó de su sitio.

El puñal togolés

Con Cristiano y Marcelo como puñales por la izquierda, Adebayor imparable con metros por delante y Xabi Alonso magistral en los pases, el Madrid pudo y debió aumentar la renta. Pochettino asumía unos riesgos tremendos con esa defensa adelantada, ya que cualquier balón largo o en profundidad era mortal de necesidad. En una de ellas se fue el togolés que, ya desfondado, intentó una vaselina sobre Kameni que se fue al travesaño.

Impreciso con el balón de los pies, con desajustes atrás pero con un corazón enorme, el Espanyol buscó sus opciones. Tuvo alguna a balón parado y reclamó un penalti por empujón de Carvalho a Sergio García. Hubo contacto pero estamos en las mismas de la jugada de Casillas. ¿Fue suficiente para que el delantero se fuera al suelo? Según el criterio del siempre permisivo Mateu Lahoz, no. También reclamaron los locales la segunda amarilla a Xabi Alonso, quien jugó con fuego porque a la hora de defender se veía muy apretado. Un agarrón y una entrada por detrás a Verdú pudieron costarle carísimo al tolosarra.

La intensidad decreció en la reanudación. No podía ser de otra forma. El Madrid acusaba la inferioridad y cada vez salía menos. Pero cuando lo hacía, Cristiano era una máquina capaz de triturar a cuantos rivales le salían al paso. El Espanyol iba a más pero no acertaba en el último pase o en el remate, como cuando Juanmi se plantó cerca de Adán tras una descoordinación entre Carvalho y Pepe. En el tramo final, Adebayor falló dos ocasiones clarísimas en las que se topó con Kameni. Su gran partido se mereció algún gol. Los blancos jamás se rinden y por vez primera en 17 jornadas, recortan distancias. En la épica no hay quien les gane.