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Los jugadores de la selección española felicitan a Silva por el gol que dio la victoria frente a Colombia. :: AFP
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España no está para amistosos

Un gol de Silva al final del duelo sirvió para derrotar a un correoso combinado sudamericano en una noche festiva en Madrid La selección volvió a acusar ante Colombia el desgaste emocional de los campeones

IGNACIO TYLKO
MADRID.Actualizado:

Definitivamente, la España campeona está para competir, no para disfrutar de bolos que los rivales se toman como una cuestión de fe, de orgullo nacional. En su primer año de 2011, la selección confirmó las malas sensaciones ofrecidas al final del ejercicio pasado pero tuvo la fortuna de que Colombia no es Argentina, ni tampoco Portugal. En un choque gris, jugado a medio gas y sin profundidad, ganó en el arreón final a los abnegados cafeteros pero estuvo a la altura extraordinaria fiesta del Bernabéu, donde españoles y colombianos confraternizaron. Por muy superior que seas, ganar a medio gas en el fútbol actual resulta complicado.

Hubo detalles demostrativos de que ante Colombia faltaron atención y ritmo. Sobre todo, las duras entradas a destiempo de Piqué y Busquets a Armero, un rápido volante del Udinese que trajo en jaque a los españoles en el primer tiempo, alguna entrega al contrario impensable en Xabi Alonso y los desajustes de Ramos.

Villa volvió a evidenciar que el récord goleador de Raúl le genera ansiedad. Llegó a la cita igualado a 44 tantos, aunque el 'Guaje' en 70 partidos y el madrileño en 102, y volvió a errar una ocasión clamorosa que pudo romper el muro colombiano al cuarto de hora. Iniesta le dio un pase imposible, Villa dribló al portero pero la tiró al palo. Recogió el rechace y lanzó fuera aunque disponía de ángulo suficiente. Arrancó desde la izquierda como en el Barça, pero luego se vino al centro, como si echase en falta a Messi.

Mención especial para Iniesta, un futbolista superlativo. Como falso delantero centro, desde el extremo, en el eje y asistiendo a los delanteros, es único. No es muy rápido pero su cambio de ritmo es brutal. Te la muestra y te la esconde. Sus rivales caen una y otra vez en el engaño. Convirtió un 'melonazo' en un control soberbio y su apellido fue coreado repetidas veces por el Bernabéu, mitad por españoles y mitad por colombianos. A veinte minutos del final, se fue devolviendo los aplausos a una grada puesta en pie.

Descafeinados

España siempre deja detalles de su inmensa calidad pero fue un equipo descafeinado. Salió con todos los héroes de Johannesburgo excepto el lesionado Puyol, reemplazado por Albiol, pero pareció adormilada, sin ese puntito de chispa tan necesario para marcar diferencia. Los colombianos, como todo rival que se enfrenta a los reyes del universo, le echaron más coraje. Para ellos, era un partido extraordinario. Ante el campeón, en el Bernabéu y con unos 40.000 paisanos apoyándoles desde la grada. Una noche soñada para una selección que salió a escena con Dayro Moreno, del Once Caldas, como único representante de su liga. Desde ese tiro al palo de Villa a otro de Xavi que atajó sin problemas Ospina al filo del descanso, España se pasó media hora larga sin tirar a puerta. Casillas tuvo que salvar un mano a mano con el 'alicantino' Abel Aguilar al poco de arrancar el choque y Armero lanzó a las nubes tras romper en diagonal y driblar a dos defensores. Dos avisos muy serios que inquietaron a Del Bosque.

Ante un adversario tan cerrado, faltaban jugadores de banda y una referencia en punta. Lo vio Del Bosque, que mandó calentar a sus alternativas e hizo tres cambios del tirón al poco de iniciarse la segunda mitad. Buscó más desborde con Cazorla , más ataque con el 'Niño' y más concentración atrás con Arbeloa. Y dio descanso al incombustible Capdevila, al desubicado Xavi, la «fragancia» de España según el 'Pacho' Maturana, y al nervioso Villa. Como el panorama no cambiaba, tiró de Navas, luego de Silva y al final de Llorente. Y abrieron la lata cerca del final. Cubrieron el expediente.