El maquillaje del régimen no engaña a Egipto
El anuncio del vicepresidente Suleimán de un plan para un cambio pacífico alimenta aún más la protesta
EL CAIRO.Actualizado:La plaza Tahrir se pelea por no convertirse en un plató, un campamento, un sitio arqueológico más que visitar en El Cairo y a mediodía de ayer estallaba en una renovada protesta de un millón de ciudadanos, según las generosas cifras de las televisiones árabes, unidos al grito originario de «fuera Mubarak».
Los jóvenes activistas reaccionaban inspirados por la experiencia de Wael Goneim, ejecutivo de Google en la capital e impulsor del levantamiento por la democracia, que era liberado la noche del lunes después de haber permanecido arrestado desde el 27 de enero. Su delito fue escribir en Twitter en aquella fecha: «Reza por Egipto. Estoy preocupado porque parece que el Gobierno planea un crimen de guerra mañana y estamos dispuestos a morir». Los temores de una matanza no se confirmaron, pero por poco. En su lugar hubo brutal carga que los antidisturbios a palos y gases lacrimógenos contra la población.
Goneim volvía a la calle rechazando en mitad dela plaza Tahrir la etiqueta de héroe pero reclamando alto y claro la necesidad de limpiar el país de los autócratas; «de esta basura», dijo. Su testimonio llegaba justo para refrescar la memoria de los guerreros 'on-line', los jóvenes como él que sufrieron la persecución del régimen y luego saltaron a la lucha pacífica de Tahrir. Y que estaban empezando a ver como su levantamiento histórico corría ya el riesgo de perderse en las procelosas aguas de la retórica política cuando, ayer, regresaron para exhibir fuerza en la calle con el empuje de lo que han dado en llamar la semana de la resistencia.
Quince días después del arranque de las movilizaciones para expulsar al presidente, cundía la sensación entre los egipcios de que las promesas, los anuncios y los poderosos de siempre les estaban quitando la iniciativa. El número dos de Hosni Mubarak, el vicepresidente Omar Suleimán, les daba la razón al presentarse ayer en el canal estatal proclamando que el Gobierno tiene un plan, «una clara hoja de ruta con un calendario para llevar a cabo un pacífico y organizado traspaso de poder». No dio detalles, pero Suleimán se hacía otra vez con el flamante protagonismo del día, que además utilizó para hacer propaganda y elogio publico de la figura del 'raís'. «El presidente -dijo- da la bienvenida al consenso nacional, confirmando que estamos en la buena dirección para salir de la actual crisis».
Diálogo de mentiras
Las reapariciones de Mubarak están siendo demasiado para los manifestantes. Hay arrepentimiento, y mucho, entre grupos del espectro opositor que el pasado domingo se sentaron a la mesa convocada por Suleimán por haberse dejado llevar por los cantos de sirena del diálogo y las presuntas buenas voluntades. Ayer, un portavoz del colectivo Seis de Abril señalaba que «estamos en contra del diálogo hasta que se vaya Mubarak», proclamó Mohamed Adel, quien aseguró que otros movimientos «nos han pedido disculpas por haber participado (en el encuentro dominical); nos dijeron que fue todo una mentira y que no es útil».
El premio Nobel de la Paz Mohamed el-Baradei, que en un primer momento pareció ser líder unificado de las protestas y que no fue convocado al cónclave, se distanciaba todo lo posible de esos fallidos contactos con Suleimán tachándolos de «proceso opaco». «Nadie sabe quien está conversando con quién en esta etapa -lamentaba-. Todo está siendo manejado por el régimen saliente sin involucrar a la nueva oposición o al resto de la gente». Ayman Nour, el único político que se ha enfrentado hasta el final en las urnas con el todopoderoso 'rais', -y que acabó pagando con cinco años de cárcel-, se expresaba en el mismo sentido. «Yo no voy a reunirme con nadie teniendo en la habitación una foto de Mubarak, pero lo que está claro es que han tratado de dejar fuera a todo posible competidor real, a mí o El-Baradei... No, no quieren alternancia».
En este clima de recuperado rechazo de poco sirvió que Suleimán adornara el catálogo de concesiones de los últimos días anunciando la formación de una «comisión constitucional, que supervisará las enmiendas a la Constitución y las enmiendas legislativas que se requieran». También de otra comisión que «monitoreará la implementación de todas las reformas propuestas». Y una tercera llamada a investigar la violencia desatada en la plaza Tahrir, que dejó varias víctimas cuando alborotadores a sueldo del régimen embistieron contra las manifestaciones pacíficas contrarias al presidente.
«El problema no requiere una comisión», subrayaba el portavoz del partido Frente Democrático, Ibrahim Nawar, en relación concreta a la modificación de la carta magna egipcia «El régimen quiere malgastar el tiempo y distraernos hasta que termine el mandato de Mubarak».