Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
ESPAÑA

Garzón llamó a Marlaska horas antes del chivatazo

Un comisario vincula con el soplo al juez suspendido y acusa a otro policía de querer destruir las pruebas claves de la delación

M. S. P.
MADRID.Actualizado:

José C., el comisario accidental de la Unidad Central de Información de la Policía, aseguró ayer ante el juez del chivatazo, Pablo Ruz, que él mismo presenció el 3 de mayo de 2006, la víspera del soplo al aparato de extorsión de ETA, cómo el juez Baltasar Garzón llamó desde Nueva York, donde se encontraba de excedencia por estudios, al entonces instructor del caso, Fernando Grande Marlaska, para interesarse sobre la operación antiterrorista que se iba a desatar en unas horas y que, finalmente, debido a la delación policial se pospuso.

La declaración del comisario accidental fue el centro de los interrogatorios de los cinco policías que ayer comparecieron en la Audiencia Nacional para explicar su versión sobre el soplo.

Asaeteado durante una hora y cuarto por la acusación popular de Dignidad y Justicia, José C. recordó detalles inéditos y que desacreditan al jefe de la investigación del chivatazo, Carlos G., quien implica a la cúpula del Ministerio del Interior en sus informes.

Según la versión del comisario, él mismo, junto a Carlos G., la noche del 3 de mayo se encontraba en el despacho de Marlaska en los juzgados de la calle Génova. Según aseguró ante el juez, en ese momento llamó Garzón, quien estuvo departiendo con Marlaska primero y, luego, con Carlos G.

Sea como fuere, el comisario aseguró que el investigador, tras su charla con Garzón, cambió de actitud y aumentó sus prevenciones sobre la operación, hasta el punto de que el 5 de mayo de 2006 propuso a sus superiores destruir la prueba clave que reveló la existencia del soplo policial: las cintas grabadas con un micrófono oculto en las que el supuesto jefe del aparato de recaudación etarra, Joseba Elosúa, dueño del bar Faisán de Irún, confesaba el 4 de mayo dentro de un coche a su cuñado, Carmelo Luquin, que un policía acaba de advertirle sobre la inminente redada.