«No he hablado de éxito, sino de responsabilidad»
El dirigente sindical atribuye a las centrales la «corrección radical» de la reforma de las pensiones buscada por el Ejecutivo Cándido Méndez Secretario General UGT
BILBAO.Actualizado:Tras rechazar durante meses la jubilación a los 67 años, Cándido Méndez da por válido el acuerdo sobre la reforma de las pensiones, en el que atribuye a los sindicatos «una corrección radical» de las posiciones del Gobierno. Es, dice, un pacto por «responsabilidad» que no considera un éxito.
-Los cambios en el sistema de pensiones no han sido un plato de gusto para los sindicatos. ¿Había alternativas a la reforma?
-El acuerdo es fruto de una gestión inteligente de la huelga general del 29-S, porque supone una corrección radical de la deriva que el Gobierno intentó imponer con el retraso obligatorio de la jubilación a los 67 años. El pacto incorpora otros componentes fundamentales para el sistema de pensiones. Además, los 67 años pasan a ser una banda que va de 63 a 67 y se mantienen los 65 años como edad ordinaria de retiro. Y tiene alcance histórico porque los periodos formativos y de investigación y el cuidado de hijos se reconocen como cotizados.
-¿Cómo han recibido las bases de UGT el acuerdo, que no ha sido aceptado por la sociedad?
-Con el tiempo se entenderá mejor, con toda su trascendencia. Dentro de UGT, el debate ha sido muy intenso, y hay el convencimiento muy profundo de que es el mejor de los acuerdos posibles en estas circunstancias, incluido ese 9% del comité confederal que votó en contra. He tenido ocasión de contrastar con las bases su contenido y encontré una acogida serena y, en línea generales, tranquilizadora, dada la existencia de esa banda de los 61 años -en casos de crisis- a los 67 para jubilarse. Dicho esto, a mí nadie me habrá oído hablar de éxito ni de satisfacción por haberlo alcanzado, sino de responsabilidad.
-Tras la huelga contra la reforma laboral del 29-S parece que con la negociación ha habido mejores resultados...
-El Gobierno rompió la negociación al imponer en febrero el plan de ajuste, recortar el salario de los empleados públicos y congelar las pensiones. En mayo igual, cuando publicitó posiciones sobre la reforma laboral que desincentivaron a la patronal para la búsqueda de un acuerdo. Ahora recuperamos el camino de la negociación porque hay un cambio en la presidencia de la patronal y porque al Ejecutivo le ha hecho mella su política de imposiciones ante la opinión pública.
-Vincular los salarios a la productividad como quieren Merkel y Sarkozy ¿es factible en España?
-Nunca nos ha dado miedo hablar de productividad, asunto que ya está en algunos acuerdos suscritos con la patronal. Pero eso es posible en unos sectores y muy difícil en otros. El modelo de negociación renovado con la patronal gira en torno a la inflación, reparto de la productividad y cláusula de revisión. Luego ya está incluido. A diferencia de Alemania, tenemos un problema endémico de inflación y nuestra obligación es buscar un equilibrio para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores.