Editorial

Los 'Hermanos', a escena

La presencia del partido islamista en el diálogo de Egipto es un hecho histórico

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El servicio de noticias de Al Jazeera de ayer describía como «altamente significativa» la presencia de los Hermanos Musulmanes en el diálogo con el Gobierno egipcio y esa calificación de la potencia informativa y política que es la cadena árabe se queda, en realidad, un poco corta: lo de ayer en El Cairo, con los Hermanos en palacio, para decirlo metafóricamente, tuvo un perfume literalmente histórico. Sería valioso para evaluar lo sucedido conocer el proceso de toma de decisión al respecto, pero es por completo seguro que fue ponderado, votado y desde luego aprobado por el 'murshid', el 'guía', ahora Mohamed Badía, una especie de centrista conservador en la familia, que ocupa el liderazgo desde hace dos años. El liderazgo islamista hizo exactamente lo que debía: mostrarse como una fuerza política convencional y examinar las opciones de cambio. No lo tiene fácil porque su posición de principio es la previa renuncia del presidente Mubarak, pero es un hecho que la evolución de los acontecimientos y la aparición de estrategias diversas sobre cómo proceder con el presidente obliga a replantearse tácticamente las cosas y los Hermanos, con ochenta años de vida política y mucha represión a sus espaldas, han aprendido a hacer política. Por eso, mientras mantienen la petición de dimisión presidencial, han aceptado estar en la comisión bilateral que evaluará el paquete de reformas en la primera semana de marzo. Lo que, para empezar, da un mes suplementario. Tales reformas son capitales: los artículos sobre la presidencia y sus poderes, disolución del parlamento (fraudulentamente elegido en diciembre), juicio para responsables de delitos contra los manifestantes, liberación de todos los presos políticos, fin del estado de excepción. El vicepresidente Suleimán sabe que deberá aceptar todo esto para ser creíble y sabe algo más: que sin la cooperación y la anuencia de la Cofradía islámica todo cambio será vano e inoperante. Y también que si los Hermanos se comprometen a defender el nuevo régimen político-parlamentario, este durará. Así pues, lo de ayer en El Cairo, se diga en público lo que se diga, suena a un principio bueno y prometedor