Solidaridad sí, desigualdad jamás
Actualizado:Resulta sencillamente inadmisible que en momentos de una explícita y preocupante crisis económica, que evidentemente incide con una mayormente lesiva repercusión en los ámbitos más humildes de nuestra sociedad en la que se ven afectados tantos ciudadanos y ciudadanas, cuando Cáritas Española están superados hasta el extremo, en su ejemplar ayuda a familias enteras donde no pocas veces todos sus componentes en edad laboral sufren el más inicuo paro, viviendo en los umbrales de la pobreza o en último término buscar en sitios insalubres para llevar algo a la boca, sin olvidar los comedores de caridad o los bancos de comida - y eso no es demagogia sino realismo -, quienes están llamados a dar ejemplo gocen de privilegios, prebendas, complementos y otros derechos inherentes a sus cargos, conculquen claramente la tantas veces pregonada igualdad de nuestra consensuada Constitución, quedando en "papel mojado" lo que quedó impreso en ella hace ya más de tres décadas, y es que "obras son amores y no buenas razones". ¿Para cuando una precisa reforma constitucional promulgada en circunstancias tan distintas como las actuales y que por tanto no debe ser considerada intocable?