«Mi hija mayor se fue a Inglaterra, y los dos pequeños están en paro»

Hace tan solo unos días que se dieron a conocer las nuevas cifras de parados, dejando entrever la crisis en la que encuentra sumergida la población. Y es que solo en el mes de enero se han sumado 936 desempleados más en la ciudad y por este motivo LA VOZ ha querido conocer el sentir de los ciudadanos tras superar la barrera de los 30.000 con creces, llegando a alcanzar los 30.910 nuevos demandantes de empleo. Un dato que no ha dejado a nadie indiferente.

Para Antonio Romero, prejubilado y con tres hijos, dos de ellos a su cargo, «la situación en la que nos encontramos ahora mismo es simplemente catastrófica». Cuenta que su hija mayor tuvo emigrar a Inglaterra para poder conseguir un empleo y que «los otros dos, más pequeños, se encuentran en el paro desde hace ya algún tiempo y sin ninguna perspectiva de que la cosa cambie, porque han echado solicitudes de todos tipos en múltiples empresas sin obtener ni tan siquiera una llamada de vuelta». «Lo que está claro es que la cosa está mal, pero que no va a cambiar hasta que se sustituya el Gobierno actual; que entre otro con perspectivas diferentes en cuanto al paro», añade.

«No sé muy bien qué es lo que pueden hacer; lo único que sé es que tienen que poner remedios ya», asegura también Fernando Barea.

A sus veintisiete años y con la carrera de relaciones laborales a sus espaldas, Alicia de 27 años no sabe muy bien qué camino tomar para conseguir un puesto de trabajo hoy día. «He repartido más de cien currículum, sin ser selecta, y no he obtenido ni una sola respuesta; es desesperante». Asegura que otros años no ha tenido tantos problemas, sobre todo en las campañas de Navidad, cuando solía ganarse un dinerito extra. «Este año la crisis nos está dejando secos».

Joaquín Martín Moreno, que regenta un bar en la plaza del Arenal, está conmovido y a la vez afectado por la situación que se avecina, puesto que «lo más seguro es que tenga que cerrar, porque es imposible pagar todos los gastos que genera un local de este tipo».

Para algunos, como para Manuel José Peña, la única solución es «que cambie el sistema político». Y esto mismo piensa José Antonio Gil de 31 años, quién asegura que «lo que hacen falta son políticos en condiciones; porque hasta que la historia no cambie, la cosa va a ir a peor».