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La bilbaína obtuvo el Premio de Novela Ateneo Joven en 2004 por 'El país de las mariposas'. :: LA VOZ
LITERATURA

«No puedo sacar el amor de mi obra»

La literata presenta en la Fundación Caballero Bonald su última novela, 'El elefante de marfil', en una nueva cita de Letras Capitales Nerea Riesco Escritora y periodista

ROCÍO VÁZQUEZ rvazquez@lavozdigital.es
CÁDIZ.Actualizado:

Es una mujer del siglo XXI empeñada en rescatar a los personajes olvidados por la historia. Es una periodista y escritora joven, aunque veterana. Optimista, comprometida, romántica empedernida y tocada por la barita mágica del éxito. Nerea Riesco (Bilbao, 1976) se convirtió en una joven promesa de la literatura hispana al ganar el IX Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla con la obra 'El País de las Mariposas'. Siete años después, se encuentra de promoción con su tercera novela, 'El elefante de marfil', la historia de una saga familiar de amores apasionados, secretos inconfesables y misterios del pasado que sitúa al lector en la Sevilla (y Cádiz) de la segunda mitad del XVIII. Mañana sale la edición de bolsillo de la obra y, hoy, esta bilbaína, aunque hispalense de adopción, protagoniza la cita de Letras Capitales en la Fundación Caballero Bonald de Jerez, en un acto que será presentado por el periodista Daniel Pérez.

-Asegura que ni sus relatos, ni sus novelas, ni los premios son «usted». O quizá sí. ¿Quién es entonces Nerea Riesco?

-Soy ante todo una comunicadora y así planteo mis historias. Para eso estudié periodismo. No escribo para mí misma, soy una emisora que lanza un mensaje y que espera que sea recibido. Planteo mis obras como tesis doctorales a las que incorporo datos para defender esa idea.

-¿Y Nerea Riesco persona?

-Creo que lo que nos mueve es la obsesión de nuestra vida. La mía es la muerte. De todas las soluciones que encontré para perdurar en el tiempo la que más me apeteció era escribir para así poder rozar la inmortalidad.

-Ha sentido vergüenza al decir que es escritora. ¿qué es esa cosa tan terrible de la escritura?

-Cada uno tiene su propia definición de lo que hace. Para mí un escritor es un artista más. No nos sorprende cuando un pintor está orgulloso de exponer en la National Gallery, pero si un escritor es un 'best seller' está bajo sospecha. La de escritor es una de esas profesiones de las que piensas no vas a poder vivir de ella. Me equivoqué, el periodismo sí que está mal pagado. Durante un tiempo sentí pudor al responder que vivía de la literatura, pero afortunadamente me quité los prejuicios.

-'El país de las mariposas' está ambientada en el siglo XVI, 'Ars mágica' en el XVII y 'El elefante de marfil' en el XVIII. ¿Casualidad o una especie de serie histórica?

-Las historias de las novelas surgen por una circunstancia. En 'El elefante de marfil' todo nace a raíz del terremoto de Lisboa de 1755. A partir de ahí solo tengo que colocar a los personajes, esa es la esencia de mi forma de escribir.

-¿Para cuándo una novela sobre la Cádiz del XIX?

-En esta novela ya sale Cádiz, que también se ve muy afectada por el terremoto. Además, me llamó especialmente la atención la cantidad de sucesos que acontecieron en tan poco tiempo y he intentado reflejarlos. Las epidemias, la llegada de los franceses, la guerra, la proclamación de la Constitución... Lo de los siglos es casualidad, ahora preparo una novela ambientada en el siglo XV.

-La magia siempre está presente de alguna manera en sus novelas, ¿no le gusta la realidad?

-No solo es importante en mi obra, sino en todo. No puedo escribir de forma hiperrealista. Soy de las que hacen ritos y creen en los amuletos. Tengo un sentido mágico de las cosas, creo en los impulsos y los presentimientos. Todas mis novelas se basan en hechos reales pero luego los utilizo como quiero para meter en ellos a mis personajes. Más que magia son ensoñaciones.

- Sus protagonistas suelen ser mujeres, ¿comodidad o reivindicación?

-Lo que me gusta es rescatar a los olvidados de la historia, sean mujeres o hombres. Es cierto que los femeninos suelen ser personajes con más fuerza. Lamentablemente la historia se escribió por hombres y para hombres, olvidando a esas mujeres importantes.

-Dice que nunca renunciaría al placer de sentirse amada, quizá por eso el amor sea uno de los motivos de su obra...

-Siempre digo que 'El elefante de marfil' es una novela de amor. No solo del amor romántico y arrebatado, sino también del amor a otras culturas y otras gentes. Esta novela es muy de amor y muy sensual, cada uno vive el amor de forma diferente, pero todos los personajes están movidos por él. Soy una romántica empedernida, el amor me motiva y me invita a sonreír. No quiero sacarlo de mi vida ni de mis obras.

De riñas y reconciliaciones

-El amor a otras culturas, ¿esconden sus novelas alguna moraleja?

-Lo que busco es que la gente tome conciencia de lo parecidos que somos los seres humanos, independientemente de la raza o la religión. Todo es mucho más fácil, lo que ocurre es que cuando ponemos filtros culturales surgen los problemas. 600 páginas dan para mucho, sí, quiero convencer, unas veces lo consigo y otras no.

-¿Teme perder la esperanza en la conciliación de las culturas? ¿Está cerca la verdadera Alianza de Civilizaciones?

-Cuando te das cuenta de lo parecido que es el otro a ti, todo se vuelve sencillo. Yo soy optimista para todo, espero que no ocurra nada terrible que me haga perder esa esperanza.

-En 'El elefante de marfil' hay un protagonista invitado, el ajedrez. ¿A quién le gustaría dejar en jaque?

-Ahora mismo, a las personas que maltratan a los animales. Me he enterado de que en algunos refugios de la zona occidental de Andalucía se están cometiendo barbaridades con los animales. Me gustaría poder darles un tirón de orejas contribuir humildemente a que eso se solucione.

-¿Seguro que a ningún compañero de profesión? Alguna vez se ha quejado de la falta de ayuda por parte de los autores consagrados.

-Hoy por hoy tengo grandes amigos escritores, algunos ya consagrados. Cuando empecé, creía en el sentido idílico de la profesión, Café Gijón, Generación del 27... Tuve una mala experiencia. Coincidí en una promoción con un autor que en vez de ayudarme, me trató con tiranía. Después me di cuenta de que no es algo generalizado, que en este gremio, como en cualquiera, hay de todo. Es cierto que hay algunos escritores que ven una amenaza en los jóvenes autores, pero también hay otros con los que congenias y pueden' ser tu amigo.