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Economia

Zapatero gana tiempo y defiende el pacto como la «recuperación» del diálogo social

Los sindicatos mantienen que el conflicto que llevó a la huelga general aún no está resuelto

ANDER CARAZO / CÉSAR CALVAR
MADRID.Actualizado:

Solo faltaba la foto y la rúbrica, después de varias semanas de encuentros e innumerables horas de negociación, para cerrar el acuerdo social y económico alcanzado entre el Gobierno y los agentes sociales. En el salón de Tapices -reservado para los grandes acontecimientos y pactos de Estado-, el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero; el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez; los líderes de los sindicatos, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, y los máximos responsables de los empresarios, Joan Rosell y Jesús Terciado, firmaron al fin un pacto que para el Gobierno supone la «recuperación del diálogo social». «España sabe ponerse en pie y caminar con fuerza», recalcó el presidente.

El discurso del jefe del Ejecutivo acaparó gran parte de la ceremonia. Tras las breves alocuciones del resto de intervinientes. Rodríguez Zapatero expresó su «más profunda satisfacción» por el pacto alcanzado y por la reanudación del entendimiento con los agentes sociales. «En este periodo de ausencia de diálogo no ha habido ni un solo día en el que no haya pensado en la urgencia y necesidad de recuperar los pactos sociales», aseguró. Aun así, el presidente no renegó de las medidas adoptadas de forma unilateral, como la reforma laboral o los duros recortes sociales de mayo, aprobados sin tener en cuenta a los representantes de los trabajadores y los empresarios.

«Los mejores resultados se alcanzan cuando se trabaja en equipo», explicó el presidente. Agradeció el sentido de responsabilidad y la altura de miras que han demostrado la patronal y los sindicatos durante el proceso de negociación. El objetivo de este gran acuerdo, aseguró, es conseguir la recuperación económica del país, además de tranquilizar y dar seguridad a los mercados. «Demostramos que estamos en el grupo de naciones que sabe ponerse en pie y caminar con fuerza en situaciones de dificultad», ensalzó.

Rodríguez Zapatero aseguró que tienen la misma importancia el pacto social firmado ayer y el acuerdo político que buscará durante el trámite parlamentario de este anteproyecto de ley. Confió, en ese sentido, en conseguir recabar la confianza de los partidos políticos y el respaldo de los miembros de la comisión del Pacto de Toledo.

El cambio de aires al frente de la patronal y el convencimiento de los sindicatos de que el pacto era necesario antes de sufrir las consecuencias de una decisión unilateral han provocado que cuando el pacto parecía cercano al fiasco, las propuestas de los agentes lograran una vuelta a la negociación. Lo reveló el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez: en los momentos más difíciles han planteado alternativas para superar los bloqueos y el riesgo de ruptura y fracaso.

Aunque el grueso de la negociación quedó pactado el pasado jueves, hay detalles que se cerraron ayer mismo a primera hora. «Espero que esta negociación no se rompa en los últimos quince minutos», confesó minutos antes de la firma Fernández Toxo. Un cambio en dos temas de política energética dejó en el limbo el acuerdo a primera hora de la mañana. «Hay un momento en el que hay que dejar de cortar rodajas al salchichón», ironizó en un desayuno informativo, en el que explicó que los sindicatos han cedido mucho durante la negociación.

Huelga general

«El 2 de febrero no se entiende sin el 29 de septiembre» (día de la huelga general), explicó el líder de UGT, Cándido Méndez, y señaló que la movilización de entonces sirvió para conseguir el pacto firmado ayer y que la clase trabajadora «no haya caído en la resignación». Pidió que los partidos se sumen al acuerdo y aseguró que su organización «no va a desaprovechar la oportunidad». El secretario general de CC OO aseguró que el acuerdo «ha merecido la pena», pero recordó que el conflicto que llevó a los sindicatos a la huelga general -la reforma laboral- no está totalmente resuelto. Aun así, este acuerdo permite enviar «un mensaje de confianza» a la sociedad, en el sentido de que tiene «capacidad suficiente» para salir de la crisis.

El máximo responsable de CEOE, Joan Rosell, tuvo un recuerdo para la labor realizada por su antecesor en el cargo, Gerardo Díaz Ferrán, y el antiguo titular de Trabajo, Celestino Corbacho, ya que el acuerdo «se viene cocinando» desde hace más de medio año. Alabó el consenso alcanzado, ya que va en la buena dirección y con la misma intensidad de las reformas adoptadas por otros países. En su opinión, el sistema económico español debe mejorar para que descienda la tasa de desempleo y tiene que centrar su objetivo en las exportaciones de forma definitiva. «Estamos todos en el mismo barco», concluyó.

El discurso más crítico lo pronunció el número dos de la patronal y líder de CEPYME, Jesús Terciado. Aseguró que las medidas no son «suficientes» para resolver los «graves problemas» de España, aunque admitió que posibilitará un «mayor clima de confianza» en los mercados.

Un grito unánime de los medios gráficos forzó la esperada instantánea. Rodríguez Zapatero estiró el brazo y los representantes de los agentes sociales se unieron al gesto sin muchas ganas. Mientras los sindicatos y los empresarios se mantenían cariacontecidos, la sonrisa de los miembros del Gobierno era evidente. Los disparos de las cámaras amedrentaron a quienes querían abandonar a toda prisa el salón.

Ayer ya habían desaparecido las ojeras. Los negociadores se habían recuperado del cansancio acumulado durante las vigilias de la semana pasada. Mientras entraban en el Salón de Tapices del palacio de la Moncloa, los saludos y las felicitaciones se repetían.