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«Desde arriba, mi ama estaba empujando»
Iñaki Sáez perdió a su madre durante el Mundial de Nigeria que ganó con la selección sub'20
Actualizado: GuardarIñaki Sáez nunca olvidará el Mundial de Nigeria de 1999. Y no sólo porque fuera el primer título mundial que España lograba en el deporte rey, aunque fuera en categorías inferiores. La selección española sub'20 ganó el torneo, pero a mitad de campeonato el que fuera seleccionador nacional perdió a su madre, Marcelina, y no pudo asistir a su funeral. Miles de kilómetros lo separaban de su casa. «La verdad es que yo lo esperaba, porque tenía 94 años y estaba bastante mal. Incluso me había despedido de ella antes de partir porque vivía en mi casa. Yo decidí seguir en el Mundial y al acabar el torneo pensé: 'Es que encima desde el cielo me ha llevado a la final'». Sáez, un hombre de fuertes creencias religiosas, todavía se emociona al recordar aquel episodio trágico de su vida que compartió con tres jovencísimos Iker Casillas, Aranzubia o Marchena.
– ¿Cómo fue recibir una llamada tan dura a miles de kilómetros de casa y en mitad de una competición de la importancia de un Mundial?
– Mi mujer me llamó desde casa contándome que mi madre se había muerto esa misma noche. La verdad es que es duro... Lo aceptas porque tiene que ser así, pero realmente te duele.
– ¿Qué se le pasó por la cabeza en ese momento?
– En ese momento, nada. Ten en cuenta que son situaciones que más o menos sabes que van a suceder, que no es lo mismo que cuando pierdes a un ser querido en un accidente. Iba preparado a Nigeria temiendo lo peor.
– ¿No pensó en coger un avión y plantarse en España al conocer que había fallecido?
– Sopesamos esa posibilidad, pero desde Nigeria era imposible llegar al día siguiente, ya que había que hacer demasiadas combinaciones... Y decidí quedarme.
– En esa decisión también influiría que usted era el entrenador nacional...
– Hay varias circunstancias que concurren. Desde luego es difícil ser el seleccionador nacional y abandonar al equipo en una competición tan importante como un Mundial. La muerte de un familiar nos duele a todos, pero seguro que mi ama lo comprendió desde donde estuviera.
– ¿Cómo se lo tomó el equipo? Sobre todo porque su situación anímica se notaría bastante...
– El equipo se lo tomó sensacionalmente. Fue una especie de ejemplo pasar por eso, vivirlo con ellos y ayudarles además a quedar campeones del mundo. Tal es así que el partido que teníamos contra Ghana, selección con la que siempre habíamos perdido en divisiones inferiores, lo ganamos en los penaltis. Precisamente ese partido, que se jugó al día siguiente de que falleciera mi ama, fue el que nos catapultó al éxito. Miré al cielo y di gracias. Lo mismo que en la final. Sé que desde arriba mi ama estaba empujando.
– ¿Se le quedó una espinita clavada por no poder despedirla en el funeral?
– Lo tenía como muy asumido, ella no estaba bien... No, no tengo ninguna espinita clavada.
– El seleccionador debe ser la persona más fuerte de un equipo, ¿pudo llorar aunque fuese en la soledad de su cuarto?
– Lo que hice fue llamar a mis hijos, porque para ellos su abuela era también muy importante. Entre todos la estuvimos recordando. Tenía que suceder y sabíamos que desde el cielo nos iba a vigilar a todos. Las lágrimas supongo que serían en privado, pero ya ni me acuerdo.
Iñaki Sáez sufrió mucho, pero logró uno de los éxitos más importantes de su carrera. En una entrevista concedida a este periódico nada más concluir el Mundial, lo tenía claro: «Lo cierto es que desde arriba me ha estado mandando energía. Pero esta victoria compensa ese sufrimiento. Yo la he rezado, y mucho, sobre todo en la tanda de penaltis ante Ghana. Me escuchó y me siguió escuchando, porque la verdad es que no se puede hacer un campeonato tan bueno. O sea, que ha habido algo detrás para ayudarme a lograr este éxito, y ese algo ha sido mi madre».