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Primera sentencia civil a un preso de Guantánamo

La cadena perpetua dictada por los jueces otorga a Obama un triunfo en su intención de cerrar el penal caribeño

MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK.Actualizado:

Horas antes de presentar a la nación el balance de mitad de mandato, los tribunales civiles estadounidenses dieron ayer a Barack Obama un triunfo del que presumir ante la oposición republicana. Ahmed Khalfan Ghailani, el primer preso de Guantánamo que ha sido juzgado en un tribunal no castrense, no volverá a ver la luz del sol. El juez Lewis Kaplan lo ha condenado a cadena perpetua sin opción a obtener la libertad provisional por participar en los preparativos de los atentados a las embajadas de EE UU en Kenia y Tanzania.

Muchos habían criticado al Gobierno de Barack Obama por dar el paso de juzgar a un terrorista en un tribunal civil. El hecho de que el juez desestimara buena parte de las pruebas contra él, incluyendo su testimonio obtenido bajo coacción en cárceles secretas bajo custodia militar, y que el jurado le absolviera de más de 280 cargos de asesinato parecía dar la razón a quienes creen que la prisión caribeña de Guantánamo y las comisiones militares son la única manera de mantener a los terroristas entre rejas. Su caso ha demostrado que con un cargo basta.

Por el que Khalfan Ghailani, de 36 años, pagará por el resto de su vida suena banal: conspiración para dañar edificios del Ejecutivo y propiedad federal, sin duda mucho menos importante que la muerte de las 224 personas a las que en teoría no se les ha hecho justicia con el fallo. Se ha encargado de facto el juez Kaplan al imponer la sentencia por la que le condenó un jurado el pasado 17 de noviembre.

Fallo desproporcionado

La defensa encontró el veredicto desproporcionado en atención al delito, pero el juez Kaplan prefirió ignorar la absolución del jurado y dictaminar en consideración a que «Ghailani sabía y tenía la intención de matar como resultado de la conspiración a la que se unió», afirmó en su escrito. «El propósito del crimen era crear el terror mediante la muerte y la destrucción». Con ello respondía a las cartas que le han enviado desde África más de 30 familiares de víctimas, pidiéndole cadena perpetua. El brutal atentado dejó también más de 4.000 heridos.

Ghailani fue el encargado de comprar los materiales para los atentados de 1998, cuando sólo tenía 23 años. No le fue fácil, los tanques de oxígeno eran demasiado pesados para su bicicleta y no tenía carné de conducir, así que tuvo que encontrar otros cómplices que le recogieran en coche. El día antes de los ataques huyó a Pakistán, donde fue detenido en 2004 por las autoridades de ese país, después de una batalla de 14 horas.

El Gobierno estadounidense pensaba que era el caso más claro para obtener una condena en los tribunales civiles. El triunfo puede abrir la puerta a nuevos procesos, pese a que Obama acaba de decidir resucitar las comisiones militares.