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MUNDO

La oposición responsabiliza al Gobierno del atentado

Acusan al presidente Medvédev y al primer ministro Putin de no hacer nada para frenar la escalada del terrorismo

R. M. MAÑUECO
MOSCÚ.Actualizado:

«El atentado de Domodédovo se ha perpetrado con la total connivencia de las fuerzas de seguridad, que han dejado de cumplir sus obligaciones más directas», decía ayer el comunicado emitido por el dirigente opositor, Mijaíl Kasiánov, primer ministro desde mayo de 2000 a febrero de 2004. Kasiánov, que encabeza la llamada Unión Popular Democrática, sostiene que «la responsabilidad del atentado, en el que se han perdido muchas vidas humanas, recae, no solo sobre la jefatura de unas fuerzas del orden y servicios secretos en estado avanzado de descomposición y totalmente desprofesionalizados, sino también sobre la dirección política del país».

El antiguo jefe del Gobierno afirma que, en los últimos 10 años, Putin y Medvédev se han dedicado a «eliminar todos los derechos y libertades de la ciudadanía en nombre de la lucha contra el terrorismo» y sin resultados tangibles. «Los servicios secretos han visto notablemente incrementadas sus atribuciones y sus recursos sin que ello haya servido para garantizar la defensa y la seguridad de la gente», continúa en su comunicado.

También han mostrado su malestar varias organizaciones ultras, pero no contra el poder ni contra el terrorismo en sí, sino contra los habitantes del Cáucaso Norte. Ayer convocaron una concentración en el centro de Moscú, pero los antidisturbios lograron disolverla antes de que llegase a tomar cuerpo. Los xenófobos han convocado otra manifestación para el sábado en la parte norte de Moscú. El ayuntamiento capitalino ha avisado de que la Policía actuará con contundencia si tratan de llevar a cabo el acto.

El pasado mes de diciembre, tras un partido de fútbol, fue asesinado de un tiro Yegor Svirídov, un hincha del Spartak. El autor de los disparos, que aseguró haber actuado en defensa propia, procede de la república norcaucásica de Kabardino-Balkaria. Desde entonces no han cesado las movilizaciones ultras exigiendo «venganza». Dos centroasiáticos han muerto tras sendas palizas y ha habido muchas otras agresiones.

Las organizaciones rusas defensoras de los derechos humanos han advertido de que el atentado del lunes inflamará aún más los ánimos xenófobos.