«Era una niña que hablaba con todo el mundo: ahí está la cosa»
Los padres de la pequeña prestan declaración y piden que «se acabe cuanto antes la pesadilla»
ARRIATE.Actualizado:Juan y Carmen no saben de dónde sacar fuerzas. Los padres de María Esther, la niña de 13 años asesinada en Arriate y enterrada el domingo en Paterna, están viviendo todo un calvario al que esperan poner algún tipo de bálsamo con la detención de la persona o personas que mataron de forma violenta a su hija. «Nosotros no queremos saber las cosas poco a poco, sino cuando se aclare todo y hayan cogido al individuo o individuos, que nos lo digan», afirmó el padre, entre lágrimas, que volvió a pedir justicia en su última intervención ante los numerosos medios de comunicación que durante estos días se han trasladado a la localidad malagueña, con alrededor de 4.000 vecinos, rompiendo de lleno su tranquilidad por lo acontecido. «Queremos que lo cojan rápido».
La Guardia Civil tomó declaración a los padres de María Esther en la noche del pasado domingo pasadas las 22.00 horas en el Ayuntamiento de Arriate, donde se ha centralizado la investigación. La Benemérita les preguntó «cosas íntimas de la niña, cosas suyas, que no se pueden decir». Les han tomado sus huellas y realizado pruebas de ADN al igual que al resto de personas que han sido interrogadas, alrededor de 50 entre vecinos, amigos, familiares y compañeros de instituto que están pasando durante estos días por el Consistorio en el que se han habilitado dos oficinas.
«Era una niña muy buena, que hablaba con todo el mundo, ahí está la cosa», apuntó Juan en el humilde salón de su casa, en la que los progenitores aún creen ver a María Esther entrar por la puerta y hacen un esfuerzo para responder a las preguntas de los periodistas. Carmen explicó cómo su hija pequeña cree que su hermana no está en el cielo porque no es una estrella y piensa que está perdida. La madre de María Esther afirmó que «ella es la que nos da fuerzas, es una pesadilla». Dijo que «queremos que nos digan este ha sido y ya lo tenemos». «Yo la vi por última vez por la mañana, cuando me fui a trabajar y cuando volví, la eché en falta a las once de la noche, mi niña todavía no había vuelto a su casa, fui a buscarla pero tenía un presentimiento porque sentía una presión en el pecho», explicó.
Juan y Carmen reconocieron que hay miedo en el pueblo: «Puede ser que haya sido alguien que la conociese o no, nunca nos dijo que tuviera problemas con nadie ni que le preocupara ninguna situación». La Guardia Civil solo les ha dicho que estarán en contacto con ellos.