Rajoy promete que los más débiles no pagarán los «sacrificios» para salir de la crisis
Afianza la idea de un PP abierto, que «no preguntará a nadie» de dónde viene, porque el «patriotismo y la buena voluntad» no son patrimonio de nadie
SEVILLA.Actualizado:Al Partido Popular ya le han sanado todas las heridas abiertas en el Congreso de Valencia de 2008. Mariano Rajoy inauguró ayer en Sevilla el que ha bautizado como «un nuevo tiempo político» con una especie de epitafio sobre los malos momentos vividos por su formación tras la última derrota en las generales: «Sé que estoy aquí porque vosotros habéis querido y además porque me habéis ayudado siempre, y no fue fácil». Los más de dos mil compromisarios populares interrumpieron a su líder con una gran ovación que el propio Rajoy avivó al apostillar: «Lo sé, lo tengo y lo tendré siempre, gracias a todos, os aseguro que estaré a la altura».
La Convención Nacional de los populares se ha convertido en una exhibición de músculo, unidad y euforia contenida tras los excelentes resultados que los sondeos otorgan a esta formación.
Rajoy insistió en que el PP dejará los debates ideológicos en un segundo plano para centrar el discurso en su capacidad de gestionar situaciones delicadas. «¿Fue un sueño aquella España desesperanzada que heredamos en 1996 fuera capaz de alcanzar poco después el mayor grado de prosperidad que había conocido nunca?», se preguntó.
El jefe del partido de la oposición apenas habló del Gobierno, porque lo considera una «pérdida de tiempo». Está convencido de que a los españoles no les interesa ya oír los reproches que pueda hacer el PP a este Gobierno, sino que quieren conocer los planes de los populares para sacar al país de la crisis. Es más, Rajoy aseveró que a los ciudadanos ya solo le importa una cosa de José Luis Rodríguez Zapatero: saber cuándo anuncia la fecha de las elecciones generales. Y es que, a su juicio, en España existe «sed de urnas» porque la mayoría quiere abrir «una nueva etapa» que ponga fin «a las palabras floridas, a los anuncios que no se cumplen y al retraso interminable de las soluciones».
El PP quiere capitanear esa nueva etapa reconstruyendo «la confianza de los españoles» mediante la ejecución de un proyecto «de recuperación nacional».
Rajoy advirtió de que nunca ofrecerá «la ilusión de que las cosas se arreglan solas» y por primera vez anunció que habrá que hacer importantes sacrificios, «pero no como los de ahora -en alusión a las últimas decisiones de Zapatero-, que estamos pagando un precio altísimo a cambio de nada». Rajoy, que no detalló cuáles serían esos esfuerzos, sí se comprometió a que no serán padecimientos inútiles y a que tampoco «serán los más débiles quienes más lo soporten».
Sin milagros
Por lo tanto, las propuestas y las medidas anticrisis quedan para los programas electorales. De momento, Rajoy solo incide en que el PP no es un experimento que haya surgido de repente y que, por supuesto, su negociado no son los milagros.
Promete que trabajarán con rigor para poner al país a punto de cara a los próximos 30 años. «Sabremos ser austeros, vigilar el dinero, reducir el déficit, rebajar la deuda, y exigiremos ese mismo comportamiento a todas las administraciones». Y todo ello con un objetivo principal: recuperar la confianza interna y externa en España para que el «crecimiento y el empleo dejen de estar bloqueados». Y Rajoy quiere conseguir todos estos retos con un partido abierto, que enfatice principios con los que una gran mayoría de españoles puedan sentirse cómodos. El líder del PP realizó una llamada «que no se limita a los miembros del PP, a sus simpatizantes ni a sus electores». «Nos reclama una tarea de recuperación nacional que exige el esfuerzo de toda una nación», dijo.
La convocatoria va dirigida a todos los españoles que no se resignen, a los que piensan que el futuro de España está en sus propias manos y a los que creen que ha llegado la hora de unir fuerzas «alrededor de un proyecto que diga la verdad».
Las credenciales y referencias para poder formar parte de este «flamante» PP serán muy generales, porque Rajoy adelantó que no le van a preguntar a nadie «de dónde vienen, porque la abnegación, el patriotismo y la buena voluntad no son de ningún partido».