Un capitán en tierra
José Rodríguez Carrión Profesor doctor universitario
Actualizado: GuardarEl doctor Carrión no es conocido sólo por su labor como profesor de la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales y Trabajo Social. Son muchos los que lo recuerdan por su labor pública. Ocupó distintos cargos en el Ayuntamiento entre 1987 y 2000, siempre en las formaciones lideradas por Pedro Pacheco, y asegura que hay quien no le perdona su paso por la política. «Con cualquier cosa que hagas eres sospechoso para determinada gente», lamenta Carrión, quien cree que su tiempo ya pasó y que no volverá a la escena pública. Su vida ahora es bien distinta. Tiene tiempo incluso para sus aficiones, especialmente para dos: la lectura y la construcción de barcos a escala. «Me leo un libro por semana», dice este verdadero devorador de literatura de aventuras. En estos días tiene entre manos Peligro inminente, de Tom Clancy, y se declara seguidor empedernido de las creaciones de Pérez Reverte y de Julia Navarro. Asegura que le es posible sacar tiempo para su voracidad lectora «porque me pongo un par de horas después de cenar, con la tele de fondo». Pero quizá sea más llamativa, por inusual, su pasión por el modelaje de barcos. Pepe Carrión emplea una media de un año y ocho meses en terminar cada una de sus creaciones, naves de madera de un metro de eslora que habitualmente regala, pues no tiene espacio en casa para exponerlos. Las dos únicas piezas que guarda son una pequeña réplica del Juan Sebastián Elcano con el que se inició en la afición, y el Endeavour, el primero de tres palos que construyó, que tiene un metro de eslora y uno de alto. «Ahora estoy liado con el velamen del Constellation, un barco americano de guerra con tres cubiertas y cuatro palos; y el siguiente ya me lo ha regalado mi mujer, una réplica del San Juan Nepomuceno, una carabela de tres palos y un metro veinte de eslora». El profesor jerezano señala que es una actividad muy entretenida y que provoca una gran satisfacción después de meses de trabajo «tirar de una cuerdecita y ver como se despliegan las velas». Eso sí, lo de navegar de verdad no le gusta nada. «Me mareo viendo Vacaciones en el mar». En su labor profesional, imparte clases de Salud Pública en la Universidad, y se ha apuntado a un curso de reciclaje organizado por el Consejo de Colegios Médicos para profesionales que llevan mucho tiempo sin ejercer. De hecho, Carrión sólo trabajó como médico un total de siete años en la década de los ochenta, y en su periplo pasó por Prado del Rey, Algeciras, Olvera, Arcos y Jerez. La vocación médica no le llegó ni mucho menos por tradición familiar: «Mi madre no sabía leer ni escribir, y mi padre lo hacía a duras penas. Él fue soldado en la Guerra Civil, eran de La Alpujarra y no tuvieron oportunidades». Sin embargo, su hermano Antonio -que fue el primero de la familia en realizar una carrera universitaria- estudió Medicina, el joven Pepe le siguió después y hoy en día todos los sobrinos excepto uno de ellos han tomado la misma elección académica. No se considera maniático pero no puede ocultar que tiene sus manías. Una de ellas es hacerse todos los años en vacaciones una foto en la misma posición, al borde de una piscina, con su mujer Covadonga. «Después soy muy desordenado, pero ordenado. Tengo todos los papeles en el despacho por medio, pero sí alguien los toca o los cambia se sitio, me corto las venas», cuenta. Covadonga lo sufre desde hace 33 años, que es el tiempo que llevan juntos. Curiosamente, ella era la novia de uno de sus mejores amigos, y comenzaron su historia de amor cuando Pepe, un día 29 de julio, fue a convencerle de que volviera con quien era su entonces novio. «Al día siguiente se lo conté a mi amigo, ¿eh?», dice entre risas.